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В Испании введён обязательный контроль за рабочим временем

С 12 мая 2019 года дня все компании в Испании обязаны вести учет прихода и ухода сотрудников с работы. Это делается как в интересах самих работодателей, так и в интересах работников. Первым будет проще контролировать дисциплину. А вторые не будут перерабатывать. По данным социологов, в Испании перерабатывают более 735 тысяч человек. Если суммировать все время, …

С 12 мая 2019 года дня все компании в Испании обязаны вести учет прихода и ухода сотрудников с работы. Это делается как в интересах самих работодателей, так и в интересах работников. Первым будет проще контролировать дисциплину. А вторые не будут перерабатывать.

По данным социологов, в Испании перерабатывают более 735 тысяч человек. Если суммировать все время, которое они потратили на дела внеурочно, получится 5,7 миллиона часов в неделю. При этом почти половина этого времени не была оплачена работодателем и вообще никак не учитывалась. Если перевести все это в денежный эквивалент, то получится, что каждую неделю испанские компании не доплачивают своим сотрудникам 55 миллионов евро.

Чтобы изменить статистику в лучшую сторону, и была введена новая система. Точнее, система не совсем новая, но теперь она стала обязательной для всех компаний, ведущих свою деятельность на территории Испании. Хранить данные о фактическом начале и конце трудового дня необходимо на протяжении четырех лет.

Многие крупные компании уже давно ведут строгий учет посещаемости. Тяжелее придется карликовым фирмам. В Испанской ассоциации малого и среднего бизнеса считают, что внедрение учета посещаемости для многих компаний экономически невыгодно. Кроме того, не совсем понятно, как быть с теми, кто работает удаленно.

En un país donde se hacen 2,36 millones de horas extra a la semana no pagadas ni compensadas con tiempo de descanso –prácticamente el 50% del total– y la mitad de los ocupados asegura trabajar más de 40 horas, la obligatoriedad de llevar un registro diario de jornada laboral de todos y cada uno de los empleados supone una sacudida para la organización del trabajo.
Este domingo entró en vigor esta extensión al conjunto del tejido empresarial de contabilizar el tiempo que se dedica a trabajar. Aunque hasta ahora ya tenían que aplicarlo las empresas con trabajadores a tiempo parcial y aquellas que hacían horas extra, la aprobación en los minutos de descuento de la pasada legislatura de este cambio normativo ha provocado reticencias, quejas más o menos públicas por parte de los empresarios y de los sindicatos –por razones opuestas–, pero sobre todo muchas dudas acerca de cómo aplicarlo en el día a día de cada compañía.
De los 735.000 asalariados que declaran haber hecho horas extra la última semana, sólo 389.000 las cobran
Quizás precisamente esa incertidumbre generalizada ha llevado al Gobierno a lanzar mensajes de tranquilidad y a dar a entender que no habrá especial celo en las primeras semanas sobre el cumplimiento de la obligatoriedad de fichar. Los responsables de Trabajo, empezando por la propia ministra, Magdalena Valerio, han insistido en la importancia de que este cambio se trate en la negociación colectiva y se acuerde con los representantes de los trabajadores.
La Inspección de Trabajo actuará “con mesura” y se dará “un margen”, ha asegurado esta semana Valerio, al tiempo que reclama a los empresarios comportarse “con seriedad”, pero “sin agobios”. Las empresas que incumplan la obligación de contabilizar correctamente la jornada diaria de sus trabajadores se enfrentan a multas de entre 626 y 6.250 euros. Con todo, la ministra ha apuntado este lunes que las empresas que las empresas “no se han tomado en serio” el registro de la jornada.
La ley establece que recae sobre el empresario la responsabilidad de llevar un registro diario, guardar los datos durante cuatro años y ponerlos a disposición de la plantilla, el comité de empresa e Inspección de Trabajo, así como la de elegir el método concreto a implantar. Los opciones son amplísimas: desde los más básicos, como hacer firmar al empleado una declaración diaria con la hora de entrada y salida e incluirlo en una hoja de cálculo, a los más sofisticados, como usar una aplicación o utilizar el iris o la huella dactilar para controlar el tiempo de trabajo.
Todos son válidos en principio, salvo que Inspección opine lo contrario, insisten desde el Ministerio de Trabajo. Mercedes Martínez, portavoz de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo (UPIT), recuerda que no vale presentar un calendario ni un horario de trabajo para el personal. Y que en el caso de aportar, por ejemplo, una hoja de Excel, comprobarán si hay irregularidades con otro tipo de información.
Desde la patronal CEOE, han ido modulando su discurso. En un principio, consideraron que esta obligación sobrecargaría la gestión administrativa y sería costoso sobre todo para los pequeños negocios, además de poner en peligro las medidas de flexibilidad y conciliación. Una vez aprobada en marzo, con un texto mucho más abierto al que reclamaban los sindicatos, ponen el acento en la “incertidumbre” que rodea al proceso.
Rosa Santos, responsable de relaciones laborales de la CEOE, destaca que están “recibiendo muchas consultas porque la casuística es amplísima: están las circunstancias de cada sector, cada empresa y cada ocupación, los empleados no sujetos a un centro de trabajo, los que viajan, los que hacen teletrabajo, dudas sobre protección de datos, el derecho a la intimidad, a la desconexión, el uso de medios remotos de control… Queremos cumplir la ley, pero con seguridad jurídica”. Además, Santos recalca que la contabilización de la jornada, que realizan desde hace años muchas empresas con más de cien trabajadores, sirve también para controlar el absentismo y contribuir al análisis de la productividad.
“Habrá más denuncias por exceso de jornada”, apuntan desde los sindicatos
Por su parte, los sindicatos se quejan de que el redactado de la norma es poco preciso y de que se han desperdiciado los dos meses que concedía la ley para negociar la implantación del registro. “Tenemos serias dudas de que el día 12 esté en marcha de una manera efectiva el control diario de jornada en la mayoría de empresas. Probablemente aplicarán un sistema provisional, para cubrir el expediente”, se queja Mari Cruz Vicente, secretaria de Acción Sindical de CC.OO. “Es fundamental tener un registro fiable, que no pueda ser manipulado”, advierte. El número dos de UGT, Gonzalo Pino, insiste en que “el problema está sobre todo en las pymes, donde no se ha negociado nada”.
Para la Inspección de Trabajo, la nueva norma le proporciona armas más efectivas en una parte fundamental de su labor de control, después de años de vaivenes judiciales. En el 2018, 35 de cada 100 denuncias que recibieron por incumplimientos empresariales tenían que ver con el tiempo de trabajo. En juego está la lucha contra el abuso hacia los asalariados que trabajan más allá de la jornada por la que están contratados, sin cobrar esas horas o cobrándolas en negro. Con el consecuente fraude para la Seguridad Social, Hacienda y la pérdida de derechos sobre desempleo, jubilación y por salud laboral.

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