За минувшее десятилетие рождаемость в Испании снизилась на 40,7%, пишет газета El Pais 19 июня со ссылкой на данные Национального института статистики.
2018 год отметился самым низким числом рожденных младенцев в стране за последние 20 лет: 369 302. У каждого пятого из них (76 184) мать не является гражданкой Испании. Коэффициент рождаемости составил 7,9 рождения на 1000 жителей. Среднее число детей на одну женщину в стране упало до 1,25.
Средний возраст женщины на момент рождения первого ребенка вырос до 31 года. Всё больше женщин становятся матерями лишь после 40 лет — этот показатель вырос на 63,1% за последнее десятилетие.
За этот же год в Испании скончались 426 053 человека — самое высокое число смертей с 1941 года, когда Национальный институт статистики начал вести регулярные подсчеты.
Esta es la radiografía del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la población, con datos aún provisionales. Una tormenta perfecta sobre la natalidad que se explica por un bajo número de mujeres en edad de procrear, que acusa el declive natalicio de los años ochenta y noventa; por la crisis, que sigue dando niveles de empleo precarios; por la dificultad para conciliar trabajo y familia y la ausencia de políticas de apoyo a la crianza; por la imposibilidad de los jóvenes para independizarse, y por la caída de la llegada de inmigrantes en el periodo de recesión.
Las generaciones de mujeres en edad de procrear se reducen. El grupo de 25 a 40 años, que concentra el 85% de los nacimientos, pasó de los 4,98 millones de 2017 a los 4,85 del año pasado. Una tendencia a la baja que se inició en 2009. “Las cifras son preocupantes pero no sorprendentes. Son el resultado de tendencias de larga duración, muy arraigadas y llamadas a persistir, en ausencia de cambios importantes en el mercado de trabajo y las condiciones en que se produce la fecundidad”, apunta Joaquín Arango, Catedrático de Sociología de la Complutense.
Su preocupación radica en que ahora las mujeres tienen 1,25 hijos de media, frente a los 1,44 de hace una década —es la cifra más baja desde 2002—. En que el más de medio millón de nacimientos de hace una década se haya reducido a menos de 370.000 el año pasado (28,95%), nunca más bajo desde 1998. En que el primer hijo se haya retrasado a los 31 años, en lugar de a los 29,30 de hace una década. Mientras, la esperanza de vida al nacer galopa hasta los 83,2 años —80,5 para los hombres y 85,9 para las mujeres—.
El Gobierno ya preveía, en sus últimas proyecciones que envió a Bruselas en mayo, que en 2050 haya seis jubilados por cada 10 trabajadores, frente a los casi tres actuales, lo cual va a tensar mucho la posibilidad de sostener el sistema de pensiones. Con esta estimación, el Estado dedicará a sufragar estas prestaciones unos 300.000 millones de euros en 2050, frente a los 140.000 millones que destina ahora.
“España será en poco tiempo el país con mayor esperanza de vida. Y tendremos una de las menores tasas de fecundidad. En demografía consideramos que una generación se reproduce con 2,1 hijos por mujer. Llevamos años por debajo del 1,5”, explica Pau Miret, del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona. “Si no tenemos en cuenta la inmigración, nuestra población está envejecida”, sigue. Los extranjeros han permitido superar los 47 millones de habitantes, una cifra también provisional publicada hace unos meses por el INE y que no se alcanzaba desde 2013. Es la única vía que tiene España ahora mismo para crecer. El año pasado murieron 426.053 personas. Desde 1941, cuando el INE comenzó a registrar datos, no se conocía una cifra tan alta. Así pues, el saldo vegetativo de 2018 fue negativo en 56.262 personas. La diferencia entre nacimientos y defunciones es la más alta de las negativas desde que hay registros.