Дело о возврате замка Пасо-де-Мейрас — летней резиденции испанского диктатора Франсиско Франко в собственность государства рассмотрит 6 июля суд галисийской провинции Ла-Корунья, сообщает телеканал La Sexta.
Потомки Франко утверждают, что замок принадлежит им на законных основаниях. Истцы — государственная адвокатура Испании, правительство Галисии и муниципальные власти требуют возвращения недвижимости государству.
2.03.2019 ● Семья Франко в Астурии выставила на продажу небольшой дворец
В суде ожидается выступления 17 свидетелей с обеих сторон. Государственная адвокатура планирует доказать, что при покупке замка Пасо-де-Мейрас со стороны Франко были допущены нарушения. В распоряжении госадвокатуры имеется нотариальный акт покупки недвижимости, датированный 3 августом 1938 года. По мнению истцов, это показывает, что договор купли-продажи замка от 1941 года был симуляцией.
Госадвокатура считает, что поместье было передано диктатору в качестве главы государства, а не физического лица, поскольку все годы, на протяжении которых Франко находился у власти, Пасо-де-Мейрас содержался на государственные средства в качестве официальной резиденции.
Семья Франко считает, что Франко был легитимным владельцем замка, поскольку его имя фигурирует на страховом полисе, налоговых декларациях. По их словам, деньги, на которые была куплена резиденция, являются «добровольными пожертвованиями» физических лиц.
Фонд Франсиско Франко заявил, что замок является «щедрым даром» жителей Галисии диктатору. Истцы утверждают, что документы, предоставленные частными лицами госадвокатуре, говорят о том, что этот «дар» являлся результатом грабежа. Иными словами, деньги для покупки замка в разгаре гражданской войны были изъяты у жителей региона при помощи угроз.
Напомним, гражданская война в Испании длилась с 18 июля 1936 года по 1 апреля 1939 года.
Замок Пасо-де-Мейрас является объектом культурного значения Испании. В феврале потомки Франко выставили замок на продажу.
Constituye el gran símbolo del franquismo en la tierra natal del dictador, Galicia
El histórico juicio sobre la propiedad del pazo de Meirás ha comenzado este lunes en el juzgado de instrucción número 1 de A Coruña. Casi 45 años después de la muerte de Francisco Franco, el Estado intenta recuperar la titularidad de la antigua residencia veraniega del dictador, arrebatándosela a sus herederos. Éstos criticaron a través de su abogado, minutos antes de que empezase la vista, que en el proceso hay “un trasfondo político”. El Gobierno insiste en que se trata de un bien público y la Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica de A Coruña considera que su devolución sería “una fiesta democrática”.
“Tengo interés en que esto revierta en el patrimonio público”, reconoció a preguntas de la juez el segundo testigo del juicio, Jesús Pérez Babío, un vecino de la zona del pazo, en el municipio coruñés de Sada, cuya participación en el juicio fue cuestionada por el abogado de la familia Franco, Luis Felipe Utrera Molina, por tener un interés en el pleito, ya que a su abuela le quitaron propiedades para agregarlas a la residencia veraniega del dictador. La respuesta de Babío expresa el sentir de, al menos, una parte de la sociedad gallega, que ve en Meirás un vestigio intolerable de la dictadura y que ante el juicio de esta semana suspira por su extinción.
Hay otros sectores, que tienen como representante genuino al exacalde popular de Sada Ramón Rodríguez Ares, que defienden que el inmueble y la finca siga en manos de los Franco, para lo que intervendrá como testigo en el pazo. Y hay un tercer segmento de la sociedad que ve con indiferencia este proceso judicial, cuya vista ha coincidido justo en la última semana de la campaña electoral gallega, pues está previsto que concluya el próximo jueves.
Se trata de un asunto que no genera controversia entre las principales fuerzas políticas de Galicia, una vez que la Xunta del PP, tras las provocaciones y desplantes por parte de la familia del autócrata, se sumó al movimiento para la recuperación de la propiedad que alentó durante lustros sobre todo el BNG, que se ensanchó con el respaldo del PSOE y al que se ha agregado el espacio de las mareas, el de los comunes gallegos. Este consenso lo intenta romper Vox, pero este partido tiene una escasa implantación en territorio gallego, pese a los esfuerzos de su líder, Santiago Abascal, por tratar de abrirse un hueco.
El primer testigo de la mañana de este lunes fue un guardia civil jubilado, José Suárez, que entre 1982 y 1990 estuvo destinado como vigilante y jardinero en Meirás, como una labor ordinaria dentro del cuerpo, pese a que ya se trataba en teoría de unas instalaciones de titularidad privada, sin su anterior función de residencia veraniega en Galicia del jefe del Estado. En el interrogatorio afloró que Suárez había estado unos meses destinado en 1969 como vigilante, cuando el autócrata pasaba parte de sus vacaciones en el pazo, que cuenta con unas espectaculares vistas sobre la ría de Ares y Betanzos.
En las primeras declaraciones no se entró en la cuestión fundamental del pleito, que surgió, entre otros orígenes, del trabajo de una comisión de expertos nombrada por la Xunta a instancias del parlamento gallego, presidida por el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Santiago de Compostela, Xosé Manoel Núñez Seixas. Sus tesis, asumidas por la Abogacía del Estado en su demanda, se basan en parte en que el contrato de venta a Franco de 1941 es fraudulento y el válido es el de 1938, por lo que el inmueble y la finca se deben incorporar al patrimonio público.
La reclamación se basa en la función oficial que cumplió el pazo de Meirás durante la dictadura de Franco, como residencia veraniega del entonces jefe del Estado, en la que se desarrollaban actos oficiales, como reuniones del Consejo de Ministros, mientras el patrimonio público se ocupó de la restauración y conservación del inmueble. Éste fue entregado al dictador como un supuesto regalo de la población de la provincia de A Coruña, aunque parte de los fondos se recaudasen de forma coercitiva. La familia sostiene que el pazo es suyo, porque así se ha reconocido durante todos estos años y aduce que desde la muerte de Franco se ha encargado del cuidado de las instalaciones.
Tras la retirada de la estatua ecuestre de Ferrol hace más de tres lustros, el pazo de Meirás constituye el gran símbolo del franquismo en la Galicia natal del dictador.