В Наварре (Испания) пройдет суд на сотрудником полиции, который задержал официантку за невкусный кофе и плохое обслуживание. Агента обвиняют в превышении полномочий. Ему грозит отстранение от службы на 9 лет и штраф в размере 2160 евро.
Около 22:30 полицейский с товарищем пришел в бар. Там ему не понравился кофе и он сообщил об этом официантке. Затем он потребовал жалобную книгу. Её принесли, но агент придрался и к ней, заявив, что она не соответствует нормам. Потом он вывел официантку на улицу, заявил, что она проявила к нему неуважение, надел на нее наручники и отвез в отделение. Там на нее составили протокол и продержали до 2 часов ночи, после чего отпустили.
Официантка обратилась в суд и теперь полицейский ждет приговора.
Dice el refrán que el cliente siempre tiene la razón. Pero esta vez será un juez el que determine si es así o no. En Navarra ha quedado visto para sentencia el juicio a un guardia civil que detuvo a una camarera tras discutir por “servirle mal” un café. Esto es lo único en lo que coinciden, acusación y defensa, sobre lo que ocurrió aquella noche de julio de 2019 en la que el acusado y su compañero entraron en la estación de servicio de la A-12. Aquella discusión acabó con la camarera esposada y detenida. Una detención que para la Fiscalía es ilegal y en la que se produjo abuso de autoridad por lo que ha pedido 9 años de inhabilitación para el agente y una multa de 2.160 euros. La sentencia se conocerá en un par de semanas.
Eran las diez y media de la noche, los agentes, uniformados, empezaban su turno y decidieron parar a tomarse dos cafés: un cortado y uno solo, largo y con hielos. Este último, el café de la discordia. A pesar de que no era la primera vez que paraban allí, “desde el principio recibimos un trato desfavorable por nuestra presencia”, declaró ayer el acusado durante el juicio.
Al acusado no le gustó el café que le preparó la propietaria del bar de la estación de servicio. Cuando se lo dijo, asegura que ella se mostró “agresiva” y su trato fue “hostil”, “humillante” y “amenazante”. Pidió entonces la hoja de reclamaciones y tampoco quedó conforme con la que le dieron. Lo mismo ocurrió cuando pidió a la camarera que se identificara y ésta le dio el carné de conducir. La tensión llegó a tal punto que salieron al exterior del bar y fue entonces cuando “me esposó contra la pared”, recuerda la camarera que niega cualquier animadversión hacia el agente por el hecho de ser guardia civil.
Eran las diez y media de la noche, los agentes, uniformados, empezaban su turno y decidieron parar a tomarse dos cafés: un cortado y uno solo, largo y con hielos. Este último, el café de la discordia. A pesar de que no era la primera vez que paraban allí, “desde el principio recibimos un trato desfavorable por nuestra presencia”, declaró ayer el acusado durante el juicio.
Al acusado no le gustó el café que le preparó la propietaria del bar de la estación de servicio. Cuando se lo dijo, asegura que ella se mostró “agresiva” y su trato fue “hostil”, “humillante” y “amenazante”. Pidió entonces la hoja de reclamaciones y tampoco quedó conforme con la que le dieron. Lo mismo ocurrió cuando pidió a la camarera que se identificara y ésta le dio el carné de conducir. La tensión llegó a tal punto que salieron al exterior del bar y fue entonces cuando “me esposó contra la pared”, recuerda la camarera que niega cualquier animadversión hacia el agente por el hecho de ser guardia civil.
