Испанское агентство по безопасности продуктов питания (la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición — AESAN) предупреждает, что привычка высасывать сок из креветок опасна.
Речь идёт о головках креветок, которые содержат мякоть чёрного цвета. Диетологи крайне не рекомендуют употреблять её в пищу, так как она содержит кадмий. Этот металл накапливается в организме, особенно в печени и почках. Он токсичен и может в итоге привести к заболеваниям этих органов. Кроме того, Международное агентство по изучению рака классифицирует кадмий как канцерогенный элемент первой категории.
Главный источник попадания кадмия в организм человека — продукты питания. Что касается креветок, то именно в тёмных их частях содержится этот опасный металл, говорят в AESAN.
Lo cierto es que hacerlo no es recomendable. Pero no es una nueva recomendación: desde 2011 la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) establece ciertas recomendaciones de consumo para esta parte del marisco, limitando su cantidad. ¿Por qué?
La respuesta se encuentra en el cadmio, un metal pesado sin función biológica en humanos ni en animales presente en la carne oscura de estos animales. Aunque su absorción en el aparato digestivo es baja, tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón, durante un tiempo estimado de 10 a 30 años.
Según la AESAN, la mayor fuente de exposición humana al cadmio es la alimentación, de ahí que aprovechar hasta la cabeza de gambas y langostinos se considere un riesgo alimentario. Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, explica la relación entre el cadmio y la carne oscura de los crustáceos en este hilo de Twitter.
Añade que el cadmio es tóxico para el riñón y puede llegar a causar disfunción renal, así como desmineralización de los huesos a raíz de esta. Por otro lado, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha clasificado el cadmio como un agente de la categoría 1 (cancerígeno para los humanos). Los contenidos máximos admitidos de este metal en los alimentos están regulados por el Reglamento 1881/2006.
La presencia de cadmio es especialmente preocupante en España ya que, además de la parte “blanca” de gambas, langostinos o cigalas, se suelen consumir otras, como la cabeza, conocida como «carne oscura». Lo mismo sucede con el cuerpo de crustáceos como el cangrejo. En ellas, los niveles de este metal son altos, ya que este es necesario para el correcto funcionamiento del hepatopáncreas (un órgano del aparato digestivo de artrópodos y moluscos situado en la cabeza), donde se acumula.
En un ejercicio de control llevado a cabo durante 2009 y 2010 por la Comisión Europea se puso de manifiesto que los niveles encontrados en la carne del interior del caparazón de los crustáceos eran altos y muy variables. «Por término medio, el contenido de cadmio en esta carne era de 8 miligramos por kilo, frente a los 0,08 encontrados en la carne blanca», explica la AESAN en este artículo.