
Корреспондент главной газеты Испании, Эль Паис, Сусана Мартин (Susans Martin), коренная испанка, описала не столько частную клинику другой испанки и землячки из Мадрида, доктора Марии Хосе Барба (María José Barba), сколько пациенток. Макарена пришла на прем к Марии Хосе вместе со своим женихом. Фатима прибыла из Египта, а Клара – элитная проститутка – явилась за девственностью в десятый раз. Операция проводится под местным наркозом, стоит 2000 евро, длится 15 минут.
Подавляющее большинство, около 70%, пациенток – цыганки. Среди остальных преобладают женщины арабского происхождения, испанок очень мало. Уже в 2007 году Донья Пепа (исп.: Pepa – сокращенная форма двойного имени María José) принимала около 400 пациенток за год в двух кабинетах (Мадрид, Сарагоса), которые при таких доходах – около 800 тысяч евро в год – за тринадцать лет, с 1997 года, разрослись до масштабов целой сети клиник, которые теперь специализируются на пластической хирургии и на косметологии. Заходи любая, и никто не узнает с чем был связан визит, то ли простая депиляция, то ли гименопластика (восстановление девственной плевы), то ли увеличение груди.
Пациентка Фатима прибыла из Египта в Марбелью повидаться с родными, но прежде заехала на пару дней в Мадрид, чтобы "кое-что уладить". У неё скоро свадьба, а в вопросах девичьей чести большинство арабов придерживаются консервативных взглядов. На родине гименопластику скрыть почти невозможно, не смотря на "врачебную тайну", а в Мадриде опытная женщина вошла в клинику с национальном наряде с закрытым лицом и, никем не узнанная, через несколько минут вышла невинной девушкой.
Ныне опытная доктор Барба привезла опыт современной технологии проведения этих операций из Лос Анжелеса, США, где она в 1997 году была на практике у мэтра Маклоу (MacLow). Но не надо думать, что восстановление плевы – изобретение наших современников. Такие услуги подпольно существовали, как минимум, с XV века. Франсиско де Рохас (Francisco de Rojas) описывает некую Селестину ( Celestina), которая своими манипуляциями возвратила свадебную кондицию 5 тысячам невест. Операция, как правило, состоит в соединении частей разорванной девственной плевы, которые у не рожавших молодых женщин почти всегда остаются. Когда сшивать нечего, искусственная перепонка делается доктором из слизистой оболочки влагалища. Через несколько дней Донья Пепа делает осмотр, и только через 3 недели пациентка может быть подвергнута "испытанию на девственность белым платком".
На такие операции в Испании решаются те, кто рискует лишиться не только чести, но и жизни, если о добрачных отношениях станет известно кому-то из ревнителей культурных традиций.
Упомянутая в самом начале Макарена – цыганка, которая пришла к доктору со своим женихом Хуаном. Она ему "подарила цветок", когда ей было 13 лет, теперь они оба опасаются за свою жизнь. "Если наши семьи узнают про наши отношения, нас обоих убьют. И Вас, доктор, тоже не пощадят…", говорит Хуан. Доктор Барба хорошо знает, о чем идет речь: если в брачную ночь на белом платке, побывавшем между ног невесты, не останется следов крови, в цыганских семьях почти всегда разыгрывается страшная трагедия со стрельбой и поножовщиной.
Совсем другое дело – элитная проститутка Клара, которая убеждена, что мужчины видят то, что хотят видеть. У неё бизнес: товар "девичья честь" стоит 5000 евро, а затраты на этот товар этого всего 2000…
СМИ Испании: Ser virgen cuesta 2.000 euros. MACARENA acude con su novio. Sasha llega de Egipto. Clara, prostituta de lujo, se ha rehecho el himen nueve veces. Con una simple anestesia local, la doctora Barba lleva 10 años devolviendo virginidades. «El 70% de mis pacientes son gitanas», explica
15 MINUTOS. Es lo que dura la intervención. La doctora María José Barba, en la foto en una exploración, lleva practicando himenoplastias en Madrid y Zaragoza desde 1997. Unas 400 al año. / DIEGO SINOVA
La mirada se le escapa del velo para devorar el catálogo de los servicios que se prestan en esta clínica madrileña. En una sala de espera del 29 de la calle Orense, una mujer árabe de ojos bellísimos -prácticamente es lo único que se le ve- pasa las hojas y observa las operaciones de estética que se ofertan: dermolipoescultura abdominal, mesoterapia, aumento de pecho con anestesia local, rejuvenecimiento de la mirada, implantes de vello púbico… repasa con el dedo hasta que entra la enfermera y le manda pasar a consulta. «Sasha, ven por aquí». Y Sasha, joven y altísima, deja la lectura y sonríe con la mirada al salir.
Sasha tiene 26 años y acaba de llegar de Egipto con destino Marbella, pero antes de reunirse con su familia se ha quedado un par de días en Madrid para resolver «unos asuntos». En la clínica de la doctora Barba no busca una nueva nariz, más labios ni mejorar su tipo. Se casa el 6 de octubre, y antes tiene que arreglar «un pequeño problema», recuperar su himen. Como ella, unas 350 mujeres pasan cada año por este centro para someterse a la misma intervención, himenoplastia o reconstrucción de himen. Clientas que llegan de toda España, París, Alemania, Egipto o Turquía para que unos puntos de sutura les devuelvan la apariencia de vírgenes.
¿Se puede volver a ser virgen después de haber mantenido relaciones sexuales? Si tienes 2.000 euros, sí. Al menos eso aseguran las decenas de cirujanos que realizan la operación en España, dos décadas después de que se empezara a popularizar en todo el mundo. María José Barba -médico, cirujana estética- cuenta que se especializó en cirugía íntima femenina casi por casualidad. Fue hace 10 años, en el Hospital de Saint John"s de Los Angeles. «Allí lo aprendí todo del doctor MacLow, y desde 1997 lo practico en España», explica. Pionera en este país, recuerda sin embargo que se trata de una intervención «que existe desde siempre por necesidad» y que ya en el siglo XV, la Celestina -el personaje de Francisco de Rojas- se dedicaba al oficio de «hacer renacer la pureza de la mujer». A la vieja alcahueta se le atribuía haber «hecho y deshecho» más de 5.000 hímenes.
La doctora Barba no recuerda cuántas virginidades ha recuperado, «pero son muchos cientos». La mayoría de las clientas que acuden a ella son árabes o gitanas. Como Sasha, mujeres que se ven obligadas a enfrentarse a las barreras culturales o religiosas de su gente a través de una trampa que para ellas es la única manera de volver atrás en el tiempo. Mujeres que, para casarse con el hombre que eligen -o que han elegido para ellas- deben demostrar su virginidad. «Se juegan la vida si les pillan, pero cuando se enteran de que hay una salida vienen aquí y salen como si nada hubiera ocurrido», dice la cirujana, que en esta consulta sólo les cita para hacerles un pequeño reconocimiento y explicarles cómo es la intervención, que luego practica en el quirófano de una clínica medicalizada. Si los análisis completos no detectan ningún problema sanitario, Barba da el visto bueno y las cita para otro día. En 15 minutos y con anestesia local, la doctora realiza suturas muy delicadas para volver a unir entre sí los fragmentos de himen que aún permanecen en la vagina de la paciente. «Casi siempre los hay si no ha tenido un parto vaginal», explica.
En otros casos, si no quedan restos utilizables, porque se han reducido demasiado o porque es una de las muchas mujeres que nacen sin himen, hay que rescatar una pequeña porción de la mucosa vaginal para realizar una membrana nueva. Se cose, se aplica antiséptico y la paciente sale andando. «Días después les hago una revisión y deben esperar tres semanas hasta someterse a la prueba del pañuelo. En ese tiempo, por supuesto, no pueden usar tampones ni tener sexo».
No hay forma de pillar la trampa, «ni siquiera yo sería capaz de identificar si un virgo ha sido restaurado», asegura, «cada mujer tiene el himen de una manera, aunque hay descritos hasta 200 tipos; es imposible detectar la intervención, los puntos se caen y adiós a los problemas, para muchas es como empezar una nueva vida».
Es el caso de Macarena y Juan, de etnia gitana, que llegan a la consulta de la mano y así permanecen hasta que se van. El, ni una palabra. Ella responde con la voz entrecortada a las preguntas de la enfermera. Nombre, apellidos, edad («en esta clínica sólo se opera a mayores de 18 años»), DNI, dirección… «El 70% de las pacientes que recurren a mí para esta intervención son gitanas», dice la doctora. Suelen venir solas o con una hermana, la madre «o incluso varias mujeres del clan, muchas son antiguas pacientes». Juan es una excepción. Cuando, terminada la revisión de su chica, la doctora les acompaña a la puerta, él rompe su silencio y espeta: «Es que nos queremos», y ella suelta los demás detalles: que si sus padres se enteran, les matan a todos, «y a usted también, doctora»; que ella sólo ha estado con Juan, «le di la flor a los 13 años»; que le da miedo que cuando le metan el pañuelo no sangre «y se líen a tiros, como cuando la Sara…».
El temor a represalias por motivos culturales o religiosos es la principal razón para recurrir a una himenoplastia. Pero no la única. Clara, prostituta bilbaína con aspecto de modelo, ha recurrido a ella nueve veces desde 2003. Ofrecer a algunos clientes su supuesta virginidad le supone aumentar su caché a 5.000 euros por noche. «Me compensa: la operación no duele, cobro más y trabajo menos», dice convencida. ¿Y tus clientes se lo creen? «Los hombres sólo ven… lo que quieren ver».
По материалам: Europa Press, Reuters, Euronews, AFP, EFE, AP, rian.ru
Николай Кузнецов, сайт Русская Испания