Большая статья в испанской Эль Паис под названием «Частный медицинский бизнес резко поднялся после сокращения финансирования государственного здравоохранения» ( ⇒ El negocio de la sanidad privada se dispara tras los recortes en el sistema público), судя по названию, должна была оказаться аналитической. Элементы аналитики автор ANA ALFAGEME, действительно, предложила читателям.
Однако, основу статьи составляют драматические истории и даже трагедии, причиной которых стало низкое качество государственного здравоохранения и его фатальная медлительность. Ожидание в очередях — списках ожидания (las listas de espera) — на аппаратное обследование, на операции и т.д. тянется годами. Кто-то умирает, не дождавшись, а кто-то спасается бегством в лоно частной медицины.
Статья вызвала шквал эмоций у читателей. За первый же час после публикации появилось более 60 комментариев к ней. Общее настроение — озлобленность. И на правительство, и на врачей, и на миллион иммигрантов, которые «перетянули на себя одеяло», оставив коренное население без должного врачебного внимания.
Но всё же остановим своё внимание не на эмоциях, а на официальных оценках ситуации в испанском здравоохранении:
Рубен Санчес, ответственный представитель ассоциации потребителей (Rubén Sánchez, asociación de consumidores FACUA): «бесконечные живые очереди, очереди по спискам и урезания объёма предоставляемых услуг толкают людей в частные страховые компании».
Марсиано Санчес Байле, представитель ассоциации приверженцев системы государственного здравоохранения, оказывается, есть и такая (Marciano Sánchez Bayle, Asociaciones para la Sanidad Pública — FADSP), заявил от имени своей организации буквально следующее: «Стратегия Народной партии — деградация государственной системы здравоохранения — вынуждает народ обращаться к двойному страховому покрытию. Второе из них — частные страховые компании. Чтобы избежать крайне медлительных списков ожидания (las listas de espera), приходится обращаться к частным врачам. Но если есть какая-то серьёзная проблема, люди всё же идут в государственные клиники и поликлиники и ждут, ждут, ждут,.
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Tres razones para contratar un seguro de salud. La muerte de su esposo en 2015 después de que le dieran cita en la sanidad pública a 18 meses vista y se infectara durante la quimioterapia (Tina, administrativa de 65 años). Ardor de estómago y reflujo que hizo insoportable esperar más de cuatro meses para una gastroscopia en 2012 (Pablo, nombre supuesto de un periodista de 41). Sensación de desamparo al padecer síntomas similares a los de su padre, fallecido de un cáncer fulminante en 2017 (Amanda, diseñadora gráfica de 36).
Existen otras causas menos dramáticas. No optar por edad y lista de espera a un tratamiento de fertilidad en la pública (Ayala, nombre supuesto de una administrativa y estudiante de 41 años). Hacerle un favor a la gestora del banco (Ismael, ganadero de 49). Que tu empresa pague por la póliza (Alberto, ingeniero de 38). Todos ellos se han quedado. Por las mismas razones. La facilidad de ver al médico a los pocos días de que asome el dolor de espalda, se aprecie un bulto sospechoso o toque la revisión del ginecólogo.Tras los drásticos recortes en la sanidad pública ordenados por el PP en 2012 — con el aumento del copago farmacéutico en función de la renta, pensionistas incluidos, exclusión de los inmigrantes y una sangría de 20.000 trabajadores en dos años, entre otras medidas, el Gobierno pretendía ahorrar 7.260 millones— y mientras la economía dibujaba gráficas negativas en el invierno de la recesión, las pólizas de salud no pararon de crecer hasta llegar a los 11,5 millones de personas cubiertas en 2017, un millón más (un 10%) desde el gran tijeretazo. Eso supone que uno de cada cuatro españoles puede acudir a la sanidad privada amparándose en un seguro.
Hoy, uno de cada cinco hogares tiene un seguro sanitario, con un gasto medio de 1.186 euros anuales, según datos del INE. Estas pólizas tiraron del sector con un 5,6% de crecimiento en 2018 y una facturación de 8.520 millones. Parte de los suscriptores de esas pólizas han tenido malas experiencias en la sanidad pública. Durante los años en que se desplomó la inversión, a partir de 2012, bajó la satisfacción de los usuarios del gran paraguas público de cobertura sanitaria, al tiempo que crecían las listas de espera. Ni siquiera llegó al 6,5 sobre 10, cifra que no se recuperó hasta 2016, coincidiendo con la curva dineraria ascendente.
El principal agente de la contratación es el deterioro, dicen en Facua
Javier, un ingeniero de ideas progresistas, sintió molestias en el estómago en verano de 2013. A final de año acudió al médico. “Le dieron cita para el especialista ¡a mediados de 2015!”, rememora Belén, su hija. “Era un gran partidario de la sanidad pública, pero no podía explicárselo”. En un ingreso por urgencias en un gran hospital de Madrid, le diagnosticaron un cáncer de estómago. “Le dieron quimio en la planta de oncología. Había suciedad y él se infectó con una bacteria. Las propias enfermeras nos animaron a hacer fotos y a compartirlas”. La hija difundió en Twitter imágenes de la porquería acumulada en la repisa de la ventana, en la silicona del lavabo o el plato de la ducha. “Mi madre, Tina, quería sacarle de allí, pero él nos decía, ‘No, eso es lo que quieren descuidando todo, que nos vayamos”. Javier fue a fallecer en una clínica privada, resignado, un mes antes de la primera cita que le habían dado en la sanidad pública. “Entonces mi madre nos hizo un seguro muy completo a mi hermana y a mí”.