
En Ceuta se ha registrado un nuevo repunte de intentos de cruzar la frontera por mar. Durante el pasado fin de semana, cerca de una treintena de adolescentes marroquíes se arriesgaron a realizar una peligrosa travesía, a pesar de la tormenta y el fuerte oleaje. La mayoría partió desde la ciudad de Fnideq, conocida localmente aún como Castillejos.
Generalmente, en estos intentos participan jóvenes varones, pero en esta ocasión los socorristas en la playa junto a la frontera de El Tarajal presenciaron una escena poco habitual: una mujer y su hijo de seis años salieron del agua tras atravesar el tramo peligroso. Casos así son sumamente raros y sorprendieron incluso a los miembros más experimentados de los servicios de seguridad.
Los jóvenes eligen el mal tiempo de forma deliberada. En esos días, los guardias fronterizos marroquíes patrullan menos el mar y las posibilidades de ser interceptados disminuyen. Al atardecer, en las playas de Fnideq, se pueden ver grupos de adolescentes observando el mar con atención, esperando el momento oportuno para lanzarse.
El fuerte viento de levante que comenzó el viernes complicó notablemente la labor de los guardias fronterizos y socorristas españoles. Se reforzaron las patrullas costeras y las unidades especiales, habitualmente apostadas junto a las vallas, se desplazaron más cerca del agua. A pesar de ello, el flujo de personas que intentan cruzar la frontera no disminuye, aunque en condiciones normales la situación es más fácil de controlar.
En Marruecos, las protestas juveniles por la situación económica y la corrupción no cesan en las últimas semanas. Sin embargo, según las autoridades locales, no se ha observado un aumento masivo en los intentos de cruzar la frontera en relación con estos acontecimientos. Aun así, la carga sobre las fuerzas de seguridad españolas sigue creciendo y las asociaciones profesionales han denunciado reiteradamente la falta de recursos para las operaciones de rescate.
Desde principios de año, más de 2.600 migrantes han llegado a Ceuta por tierra y mar, lo que supone un aumento del 25% respecto al mismo periodo del año pasado. En 2024, el número de cruces se ha duplicado, representando un verdadero desafío para las autoridades locales y los servicios de apoyo.
La ciudad cuenta oficialmente con capacidad para acoger solo a 27 menores no acompañados, pero actualmente la cifra supera los 500. Ya en agosto, las autoridades de Ceuta y Melilla solicitaron al Gobierno central ayuda y el traslado de parte de los menores a otras regiones. En el último mes, unas veinte adolescentes han sido trasladados a la península, siendo cada caso analizado individualmente.
El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) lleva tiempo funcionando por encima de su capacidad: alberga el doble de personas de su límite de 512 plazas. Las autoridades están acelerando el traslado de migrantes a la península para aliviar en parte la saturación de las instalaciones.
Las condiciones meteorológicas que eligen los adolescentes para cruzar son extremadamente peligrosas. La niebla, las olas fuertes y el agua fría suelen acabar en tragedias. Solo este año, se han encontrado 36 cuerpos de migrantes fallecidos en las aguas de Ceuta. La última víctima fue un joven de 23 años de Argelia, cuyo cuerpo apareció a solo doscientos metros de la playa de La Ribera, cerca de la frontera de El Tarajal.





