
En pleno centro de Madrid y bajo el objetivo de las cámaras, Gabriela Guillén volvió a enfrentarse a la necesidad de comentar su compleja situación personal. El lunes 27 de octubre respondió a las preguntas de la prensa tras la reciente entrevista de Eugenia Osborne. La empresaria se mostró cansada pero decidida, dejando claro que el interminable drama alrededor de su relación con Bertín Osborne y el hijo que tienen en común le está pasando factura.
El aspecto económico fue uno de los puntos clave. Guillén afirmó de forma tajante que no ha recibido “absolutamente nada” del conocido presentador. Describió la realidad de ser autónomo en España, donde la estabilidad es un lujo. Según sus palabras, emprender significa luchar cada día por tu propio negocio, y ella no es una excepción. Estas declaraciones sonaron como respuesta a quienes pudieran dudar de sus intenciones y subrayó que únicamente cuenta con sus propios recursos para sacar adelante a su hijo pequeño.
La parte más emotiva de su improvisada rueda de prensa fue la respuesta a los comentarios de la hija de Bertín. Gabriela, con amargura, señaló que la familia del cantante siempre tuvo la oportunidad de conocer al niño. «Las puertas siempre estuvieron abiertas», afirmó, añadiendo que en casi dos años de vida del niño, eso nunca ocurrió. Subrayó la soledad que ha sentido como madre, asegurando que ha afrontado todo por sí sola. Además, Guillen recalcó que siempre se comportó con respeto hacia la familia Osborne y que jamás habló mal de ellos, ni siquiera del propio Bertín.
Expresó su comprensión hacia las hijas, que, como es lógico, defienden a su padre. Sin embargo, explicó que su máxima prioridad ha sido proteger a su hijo y la realidad en la que le ha tocado vivir. «Nadie puede reprocharme nada, porque me he comportado con mucha dignidad, pese a todo», resumió. Es la declaración de una madre que no busca el conflicto, pero que tampoco va a permitir que se ignoren los intereses de su hijo ni se distorsionen los hechos sobre su vida.






