La capilla de Rosslyn, en Escocia, adquirió fama mundial gracias a la novela «El Código Da Vinci», que la convirtió en un lugar de peregrinación para los buscadores de misterios. Este templo del siglo XV, lleno de símbolos masónicos y referencias al Santo Grial, cautiva la imaginación con leyendas sobre conocimientos ocultos. Sin embargo, pocos saben que a dos mil kilómetros del pueblo escocés de Roslin, en España, existe un lugar con sorprendentes paralelismos. En la provincia de Teruel, en el pueblo de Bordón, se encuentra una iglesia que, por la abundancia de signos templarios y frescos enigmáticos, ha sido apodada la «Rosslyn española».
La iglesia de la Virgen de la Carrasca (Virgen de la Carrasca) fue construida en el corazón de Bordón a principios del siglo XIII por los caballeros de la Orden del Temple. Su interior impresiona por la riqueza de pinturas murales y esculturas, entre las que destacan imágenes tan singulares como el ave Fénix, el perro de tres cabezas Cerbero y estrellas de seis puntas. Las paredes y bóvedas están cubiertas por una iconografía compleja y difícil de descifrar, que durante siglos ha desconcertado a historiadores e investigadores. El templo, originalmente gótico pero remodelado en los siglos XVII y XVIII, ha conservado una estructura de nave única con capillas laterales. Su sobrio portal medieval contrasta con la decoración interior, donde los motivos florales transforman el espacio en un auténtico jardín pintado.
El origen del santuario está ligado a la veneración de la Virgen de la Carrasca. Según la tradición local, un pastor encontró una imagen de la Virgen escondida dentro de una encina (carrasca). En ese mismo lugar primero se construyó una pequeña ermita y, más tarde, en 1306, los templarios edificaron una gran iglesia. Desde entonces, el templo se ha convertido en un punto de peregrinación y hasta hoy sigue siendo una de las joyas ocultas de Aragón.
Los símbolos que aparentemente hacen referencia a los evangelios apócrifos y enseñanzas herméticas despiertan un interés especial entre los investigadores. Entre ellos destaca la imagen de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Ella está sentada frente a un órgano que, según documentos locales, podría haber sido tan grande que se necesitaban varias personas para tocarlo.
La vinculación de la iglesia con la Orden del Temple es indiscutible. Bordón formaba parte de la encomienda de Castellote, uno de los principales centros templarios de la comarca del Maestrazgo. La arquitectura del templo comparte características con otras construcciones de la orden, como la capilla de San Bartolomé en el cañón del río Lobos. Además de su legado histórico, este lugar es considerado un punto de gran energía telúrica. Expertos en radiestesia han registrado aquí valores de hasta 19.500 unidades en la escala de Bovis, cifra que, según ellos, triplica el nivel óptimo para el ser humano. Los visitantes suelen hablar de una sensación de profunda paz e incluso de experiencias espirituales difíciles de explicar.
La iglesia de Bordón se ha convertido en un destino atractivo para viajeros que buscan no solo monumentos, sino lugares llenos de historia y misterio. Las leyendas locales alimentan el interés al describir el templo como un centro de culto secreto, donde los templarios custodiaban conocimientos prohibidos. Algunos creen que los símbolos en las paredes esconden claves para rituales secretos; otros ven una conexión entre la iglesia y los flujos de energía de la Tierra. De cualquier modo, la capilla de Bordón es un lugar único donde la historia y el misticismo se entrelazan estrechamente.
