Paisajes que recuerdan a los Alpes suizos, con sus majestuosas montañas y profundos desfiladeros, pueden encontrarse sin salir de España. En pleno corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa, en una ladera apartada, se sitúa la pequeña aldea asturiana de Camarmeña. Este lugar, con solo doce habitantes permanentes, cada verano se convierte en un punto de atracción para turistas y senderistas en busca de tranquilidad y vistas impresionantes.
La aldea se ubica en el municipio de Cabrales, a 426 metros sobre el nivel del mar. Desde aquí se disfruta de una de las panorámicas más espectaculares del famoso pico Naranjo de Bulnes, conocido también como Picu Urriellu. Por su localización, Camarmeña está considerada como uno de los mejores lugares para visitar en Asturias durante el verano.
El camino hacia Camarmeña es en sí mismo parte de la aventura. Desde Poncebos, punto de partida de la popular Ruta del Cares, una carretera estrecha y sinuosa, la PO-2, asciende hasta la aldea. El trayecto en coche dura solo 5-6 minutos, pero cada curva del serpenteante camino ofrece nuevas vistas a las paredes rocosas y picos montañosos. También es posible hacer la ruta a pie: el recorrido de 1,5 kilómetros, debido a su pronunciada pendiente, se completa en unos 25-30 minutos, permitiendo disfrutar plenamente de los paisajes que rodean la zona.
Al llegar al pueblo, los viajeros descubren un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. El principal atractivo es un mirador desde el que se contempla la majestuosidad de Pico Urriellu y la garganta del Cares, considerada una de las más impresionantes de Europa. Además de la famosa ruta, Camarmeña es punto de partida para otros senderos menos transitados que atraviesan prados y bosques, conduciendo a rincones pintorescos del parque.
En el pueblo se conserva la iglesia medieval de San Pedro (San Pedro de Camarmeña), reflejo del rico pasado de la zona, que aún se aprecia en la arquitectura tradicional de las casas de piedra. La experiencia gastronómica aquí también está íntimamente ligada al paisaje. El restaurante local, situado sobre el desfiladero, ofrece platos tradicionales de la cocina asturiana: fabada, pote y cabrito al horno. La comida se acompaña de los célebres quesos locales, como el Cabrales o Gamonéu (Gamonéu).
Camarmeña también está vinculada a una leyenda local. Según la tradición oral, fue en estas montañas donde el rey visigodo Pelayo buscó refugio antes de la batalla de Covadonga en el año 718. Aunque no existen pruebas documentales, la historia forma parte del patrimonio cultural de la región. Hoy, este pequeño pueblo sigue siendo un refugio tranquilo, alejado del turismo masivo, donde la vida transcurre lentamente al son del río y el eco en las montañas.
