
La transmisión en directo del popular programa español «En boca de todos» en el canal Cuatro tomó un giro completamente inesperado. El presentador, Nacho Abad, interrumpió el guion previsto para responder públicamente a los duros ataques del diputado de la coalición Sumar, Jaume Asens. El motivo fue una publicación del político en redes sociales, que el periodista consideró un ataque inaceptable contra la reputación de su equipo y la suya propia.
El punto de conflicto fue la historia de la activista Hanan Alkalde, participante de la misión humanitaria «Flotilla de la Libertad». En su publicación, el señor Asens afirmaba que la redacción del programa deliberadamente generó una imagen negativa de la mujer, presentándola de manera infundada como simpatizante de Hamás. Además, el político aseguró que los periodistas supuestamente se burlaron de la activista inventándole el apodo despectivo de «Barbie Gaza», lo que finalmente provocó una ola de insultos, burlas e incluso amenazas en su contra.
Con una expresión sumamente seria, Nacho Abad se dirigió directamente al diputado, quien, evidentemente, estaba viendo el programa. El presentador instó firmemente al político a dejar de utilizar las redes sociales para difundir acusaciones y a tener el valor de expresar sus críticas en directo, cara a cara con su oponente. Abad negó rotundamente haber utilizado el apodo «Barbie Gaza» para referirse a Hanan, calificando las palabras del diputado de pura mentira. También mencionó que intentó contactar con Asens por Instagram, pero no recibió una respuesta clara.
La culminación de este monólogo televisivo fue un desafío abierto. El periodista prometió públicamente que, si Jaume Asens presentaba una grabación en la que él pronunciaba el apodo ofensivo, él, Nacho Abad, pediría disculpas de inmediato y de rodillas en el estudio. Sin embargo, el presentador mostró plena seguridad de que tal video no existe, subrayando así el rigor y profesionalismo de su redacción.
Al cerrar su intervención, Abad cambió el tono airado por uno más conciliador, aunque sin retractarse de sus palabras. Llamó mentiroso al diputado, pero inmediatamente lo invitó al estudio para estrecharle la mano y poner fin al conflicto, argumentando que la enemistad no lleva a nada bueno. Con ironía, el presentador señaló que el político acude con gusto a otros canales, pero evita Cuatro, sabiendo perfectamente que allí tendría que responder a preguntas incómodas. El incidente trascendió de inmediato la pantalla y desató intensos debates en internet sobre los límites de la ética periodística y la crítica política.






