
Durante años se ha creído que para perder peso basta con seguir una regla sencilla: consumir menos calorías de las que se gastan. Sin embargo, la ciencia moderna y la práctica clínica demuestran que el cuerpo humano no es una simple fórmula matemática. Si todo fuera tan fácil, el problema del sobrepeso no sería tan grave en todo el mundo. Los especialistas españoles afirman que la clave para entender el metabolismo no está en contar calorías, sino en el complejo sistema de señales hormonales.
Elisa Blázquez, dietista clínica y responsable del área de nutrición en el centro madrileño IQtra Medicina Avanzada, subraya que nuestro cuerpo no responde a los números del diario alimenticio, sino a comandos bioquímicos. Son las hormonas las que deciden qué hacer con la energía recibida: quemarla, almacenarla en forma de grasa, provocar sensación de hambre o dar la señal de saciedad.
Según el experto, existen cuatro hormonas principales que desempeñan un papel crucial en la regulación del peso. La primera es la leptina, responsable de la sensación de saciedad. Cuando su función se altera, el cerebro no recibe la señal de “alto” y la persona sigue sintiendo hambre incluso después de comer. La segunda es la insulina, que ayuda a las células a absorber la energía. Su nivel constantemente elevado hace que el cuerpo acumule grasa de manera más activa. La tercera es el cortisol, conocido como la hormona del estrés. En situaciones de estrés crónico, su concentración aumenta y el cuerpo, interpretando esto como una señal de peligro, entra en modo de “conservación de recursos”, reteniendo la grasa como reserva estratégica. Finalmente, las hormonas tiroideas, que controlan la velocidad del metabolismo. Su deficiencia ralentiza el metabolismo y el organismo comienza a quemar menos energía en reposo.
Cuando se produce un fallo en este complejo sistema, el cuerpo puede entrar en el llamado “modo bloqueo”. En este estado, como explica Blasques, el peso deja de disminuir incluso si la persona sigue una dieta estricta y realiza ejercicio regularmente. El organismo simplemente ignora el déficit calórico porque las señales hormonales le hacen conservar las reservas. Se trata de un mecanismo de protección que no puede superarse solo con la restricción alimentaria.
Por ello, para adelgazar de manera eficaz se requiere un enfoque integral que busque restablecer el equilibrio hormonal. No se trata solo de una dieta, sino de una transformación completa del estilo de vida. El especialista recomienda enfocarse en la calidad de la alimentación, enriqueciendo la dieta con nutrientes en lugar de simplemente reducir las porciones. También son fundamentales la gestión del estrés, garantizar un sueño reparador y mantener una actividad física regular pero moderada. En algunos casos, puede ser necesario recurrir a suplementos específicos para corregir deficiencias.
Cuando todos estos elementos se combinan de forma armónica, el cuerpo vuelve a interpretar correctamente sus señales internas. Así, el proceso de adelgazamiento deja de ser una lucha agotadora y se convierte en una consecuencia natural de una vida saludable. Elisa Blasques concluye que el verdadero poder capaz de transformar el metabolismo y devolver la salud y el equilibrio al cuerpo se encuentra precisamente en nuestros hábitos cotidianos.






