La familia real, junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, visitó Valdesoto en Siero, localidad distinguida como la «Villa Ejemplar 2025». Su visita se convirtió en una auténtica celebración, donde tradición y modernidad se entrelazaron. Frente a los hórreos decorados, al son de gaitas y rodeados de vecinos vestidos con trajes históricos que mostraban antiguos oficios, la reina Letizia lució un estilo que combinaba a la perfección comodidad, funcionalidad y elegancia, ideal para el entorno rural.
Para esta ocasión, eligió una chaqueta de punto azul marino con botones de carey y bolsillos de plastrón, que combinó con unos vaqueros oscuros de corte recto. Este modelo suele ser habitual en su armario en actos informales. Completó el conjunto con unos mocasines Soe color alpaca con forro de lana de la firma española Pedro Garcia y un bolso a juego. Más tarde, conversando con los vecinos, la reina añadió una gabardina clásica: una prenda atemporal que ya ha utilizado antes. Su cabello suelto y las joyas discretas remataron la sencillez de su estilo diurno.
Este look armonizaba con el de sus hijas. Leonor vestía un mono vaquero y una cazadora vintage de ante al estilo parisino. Sofía, por su parte, optó por unos vaqueros más claros y una chaqueta gris con bolsillos delanteros. Su apariencia transmitía una estética familiar cuidadosamente pensada.
La elección del vestuario para el viaje a Valdesoto contrastó sutilmente con el atuendo que lució en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias la noche anterior. Allí, Letizia deslumbró con un vestido midi negro de Sybilla, con un corpiño sin tirantes cubierto por un velo de seda y mangas vaporosas. Unos pendientes de Crisogono y un clutch negro completaron el look, reafirmando una vez más su estatus como icono de estilo institucional gracias a la combinación de sobriedad, líneas puras y detalles elegantes.
La visita tuvo lugar después de un fin de semana cargado de profundo simbolismo. En el Teatro Campoamor, la princesa Leonor se convirtió en la protagonista de la ceremonia de premiación más emblemática desde que asumió su papel oficial. Su discurso, estructurado como cartas a los galardonados, sorprendió por su tono personal y sus referencias directas a temas como la educación, la empatía y el respeto.
Quedó especialmente grabado el momento en que, al mirar a Sofía, mencionó a las hermanas Williams, destacando que las hermanas cómplices son las mejores compañeras de vida. Esta frase, recibida con aplausos, subrayó de forma espontánea el estrecho vínculo entre ambas y el nuevo papel que Sofía empieza a desempeñar en los actos de su hermana. El rey, por su parte, hizo hincapié en el aspecto institucional, afirmando que es tiempo de ceder ese espacio a la heredera, insinuando claramente una transferencia gradual del protagonismo a Leonor.
Veinte años después de que Letizia no pudiera asistir a la ceremonia por estar en las últimas semanas de embarazo de la heredera, madre e hijas comparten ahora juntas el protagonismo en los mismos premios que marcaron su historia. Entre casas de piedra, carretas de bueyes y los sonidos nostálgicos de gaitas, concluyeron varios días de gran relevancia, proyectando una imagen de continuidad, unión familiar y armonía estética que marcó tanto los actos solemnes como la visita a la “Aldea Ejemplar”.
