La Costa Blanca es célebre no solo por sus animados destinos turísticos y playas interminables. Lejos del bullicio turístico, en los alrededores del pintoresco pueblo de Jávea, se esconden auténticas joyas capaces de narrar la historia milenaria de estas tierras. Una de ellas es la torre de La Granadella, conocida también como castillo de Granadella. No se trata solo de unas ruinas, sino de un guardián silencioso que durante siglos ha contemplado las aguas turquesas del Mediterráneo desde lo alto de sus imponentes acantilados.
Construido en el siglo XVIII, este pequeño fuerte formaba parte de una extensa red de fortificaciones costeras diseñadas para protegerse de los ataques piratas, que en aquella época representaban una verdadera amenaza para las poblaciones del litoral. La torre fue concebida con precisión militar: está formada por dos capas de piedra labrada, con un relleno de mampostería entre ambas, lo que confería solidez a sus muros frente al fuego de artillería. En su interior podían instalarse varios cañones que controlaban los accesos a la cala homónima. Algunos investigadores sostienen que la fortificación se erigió sobre los cimientos de una construcción aún más antigua, lo que añade valor histórico y un halo de misterio al lugar.
Llegar a la torre sigue siendo hoy todo un reto, y ahí radica el encanto especial de este viaje. Antaño, su difícil acceso dotaba a la fortaleza de excelentes cualidades defensivas; en la actualidad, transforma la ruta hacia ella en una fascinante aventura para aficionados al senderismo. El recorrido hacia las ruinas no es solo un camino, sino una auténtica excursión por uno de los rincones más bellos de la comarca de la Marina Alta. Los senderos serpentean entre las rocas, desvelando en cada giro panorámicas impresionantes donde el azul del mar se funde con el cielo.
Para mayor comodidad de los viajeros, existen varias rutas oficiales de diferente dificultad y longitud. La más corta, de apenas 1,6 kilómetros, es ideal incluso para familias con niños. Los senderistas más experimentados pueden optar por el recorrido de 5,6 kilómetros o embarcarse en la larga travesía de 13,4 kilómetros. Sea cual sea la opción elegida, todos los caminos recompensan a los caminantes con vistas espectaculares de la famosa cala de la Cala de la Granadella, reconocida en múltiples ocasiones como una de las más hermosas de España. Los soldados que sirvieron aquí seguramente sabían apreciar estos paisajes en los escasos momentos de calma.
En los últimos años, las autoridades locales han realizado importantes esfuerzos para mejorar la zona circundante. Se llevaron a cabo trabajos de limpieza y refuerzo de los senderos, lo que hizo que la visita a este monumento histórico sea más segura y cómoda. Así, la excursión a la torre de Granadella representa la combinación ideal de ocio activo en la naturaleza, inmersión en la historia y la oportunidad de disfrutar de paisajes mediterráneos incomparables. Es una experiencia única que permite descubrir una cara diferente y no turística de la costa de Alicante y conectar con su rico pasado.
