Diego Martín es una de las figuras más reconocibles del cine español. Décadas de carrera en proyectos emblemáticos han hecho que su nombre sea conocido en todo el país. Sin embargo, pese a su gran popularidad, el actor pertenece a ese grupo de celebridades que protege con celo su vida privada, prefiriendo centrar la atención del público exclusivamente en sus logros profesionales. No obstante, en ocasiones hace excepciones y deja entrever algo más sobre su entorno familiar. Una de estas confidencias estuvo relacionada con la trágica muerte de su tío.
Ignacio Martín-Baró, el tío del actor, nació en Valladolid en 1942. No solo fue sacerdote jesuita, sino también un destacado psicólogo y filósofo. Dedicó gran parte de su vida a estudiar la compleja situación social y política de El Salvador. En este país centroamericano se desempeñó como profesor, investigador y activista social, luchando incansablemente por los derechos humanos, la justicia social y la igualdad. Su vida terminó en 1989, cuando tenía apenas cuarenta y siete años, en pleno apogeo de la guerra civil.
Ignacio y otros cinco de sus compañeros jesuitas, junto con dos colaboradoras, fueron asesinados a sangre fría. La masacre fue perpetrada por un batallón de las fuerzas armadas nacionales en la Universidad Centroamericana, bajo el mando del coronel Guillermo Benavides. Este brutal crimen provocó una fuerte repercusión internacional y aumentó la presión sobre las partes en conflicto para iniciar cuanto antes las negociaciones de paz. Posteriormente, Martín-Baró y sus compañeros fallecidos fueron reconocidos como mártires.
En una de sus entrevistas recientes, Diego Martín compartió sus recuerdos de aquel día. Confesó que no suele pensar en esos hechos, pero que, en cuanto algo le recuerda la tragedia, imágenes intensas y aterradoras reaparecen de inmediato en su mente. Vio la noticia en televisión a las tres de la tarde: en pantalla apareció un primer plano de su tío Nacho. Ese instante lo describió como espeluznante. El actor también recordó la reacción de su padre y su abuelo, y destacó que fue increíblemente duro para toda la familia superar aquel momento.
El artista habló también brevemente sobre su relación con su tío. Lo describió como un brillante científico, con una impresionante carrera en la psicología política, que partió de joven en misión a El Salvador. Por eso, no se veían a menudo, pero cada vez que su tío viajaba a España era todo un acontecimiento. Diego recordó la afición de Ignacio por la magia: siempre les mostraba algún truco a sus sobrinos. Además, Ignacio era una persona físicamente fuerte, capaz de levantar sin esfuerzo a los niños y darles vueltas en brazos.
Hoy en día, Diego Martín es padre de una familia numerosa. Junto a su esposa, que es ortodoncista, cría a sus tres hijos en París. El actor los considera el gran amor de su vida, pero, fiel a sus principios, nunca revela sus nombres ni sus edades para proteger la privacidad de su familia.
