En Andalucía continúa la oleada de cambios en los altos cargos del sistema sanitario. Esta vez, el puesto quedó vacante tras la destitución del director del área territorial de Sevilla, Manuel Molina. Su renuncia fue consecuencia directa de los graves fallos en el programa de detección precoz de cáncer de mama, que impidieron a más de dos mil mujeres recibir a tiempo los resultados de sus pruebas.
Molina, quien anteriormente dirigió el mayor hospital de la región, Virgen del Rocío, asumió el cargo en 2019. Durante su carrera trabajó también en Madrid, ocupando puestos de alto nivel en el ámbito sanitario, y en Andalucía como asesor y posteriormente como director hospitalario. Sin embargo, fue bajo su gestión en Sevilla cuando se produjo la incidencia que desencadenó una profunda reestructuración en la Consejería de Salud regional.
Los problemas comenzaron después de que la asociación de mujeres Amama denunciara la falta de eficacia en la comunicación con las pacientes cuyos resultados de cribado eran poco claros. Las autoridades admitieron que en el hospital Virgen del Rocío se dio una instrucción errónea que provocó fallos en la información ofrecida. Tras el escándalo, varios cargos intermedios y la entonces consejera de Salud, Rocío Hernández —quien precisamente había nombrado a Molina—, presentaron su dimisión.
Nuevo liderazgo y planes de reforma
El puesto de Molina ha sido asumido por Silvia Pozo, quien hasta hace poco trabajaba en el ayuntamiento de Sevilla supervisando los temas de salud y deportes. Es enfermera de formación, con experiencia en cuidados intensivos y un título en gestión de centros sanitarios. Pozo ya está familiarizada con el trabajo de Amama y ha participado en reuniones con representantes de la asociación, lo que puede facilitar el diálogo entre las pacientes y las autoridades.
El relevo en la dirección de Sevilla es sólo una parte de la amplia reestructuración que ha puesto en marcha el nuevo consejero de Salud de Andalucía, Antonio Sanz. Su objetivo es renovar gradualmente la estructura del sistema sanitario autonómico, aunque reconoce que el tiempo hasta el final del actual ciclo político es limitado — tan solo quedan unos meses. Las autoridades prefieren evitar cambios bruscos y apuestan por una transición progresiva y un refuerzo en el control de la calidad de los servicios sanitarios.
Reacción social y perspectivas
El escándalo por los errores en el cribado ha provocado una gran repercusión social. Las organizaciones de mujeres siguen exigiendo transparencia y garantías de que situaciones similares no volverán a repetirse. Al mismo tiempo, el gobierno reconoce que la crisis ha puesto en evidencia las debilidades en la comunicación entre los centros sanitarios y las pacientes. El nuevo responsable de salud de Sevilla se enfrenta al difícil reto de recuperar la confianza y garantizar la eficacia de los programas de diagnóstico precoz.
En los próximos meses se esperan nuevos pasos para reformar el sistema, aunque los expertos dudan que todos los cambios puedan implementarse antes de que finalice la actual legislatura. No obstante, las autoridades prometen no posponer las decisiones y ya han comenzado a revisar los procesos clave en el funcionamiento de la sanidad regional.
