
En 2025, el Museo del Vino de Peñafiel celebra su 25º aniversario. Durante este tiempo, se ha convertido no solo en un símbolo de la Ribera del Duero, sino también en un punto de referencia importante para los turistas interesados en la cultura vinícola de España. Cuando el museo abrió sus puertas en el año 2000, la idea de unir vino, turismo y gastronomía parecía audaz e incluso arriesgada. Hoy en día, el enoturismo es una parte esencial de la economía regional y nacional.
A principios de los años 2000, las bodegas de la Ribera del Duero apenas recibían visitantes. Para poner en marcha el proyecto, el ayuntamiento de Peñafiel tuvo que llegar a acuerdos con los productores para organizar las primeras visitas guiadas y catas. Las autoridades de entonces incluso financiaron parcialmente los gastos de los eventos para atraer al público y dar a conocer las tradiciones vitivinícolas locales.
Desde su apertura, el museo ha recibido a más de dos millones de visitantes, de los cuales alrededor del 15% provienen del extranjero. En algunos años, la cifra de visitantes superó los 100.000, lo que convirtió al museo en uno de los más populares de Castilla y León. En este cuarto de siglo, la región ha visto la apertura de numerosos hoteles, restaurantes y otras infraestructuras turísticas. Si antes apenas había alojamientos en la zona, hoy funcionan tanto hoteles boutique como grandes complejos, y la oferta de plazas asciende a varios cientos.
Las bodegas de la región han transformado por completo su enfoque hacia el turismo. Actualmente, casi todas ofrecen visitas guiadas, catas y servicios adicionales que van desde restaurantes hasta complejos de spa. Algunos establecimientos, como Abadía de Retuerta y Pago de Carraovejas, han obtenido estrellas Michelin por sus proyectos gastronómicos. Hace apenas veinticinco años, algo así parecía imposible.
El Museo del Vino de Peñafiel fue uno de los primeros en España en apostar por la difusión de la cultura del vino entre el gran público. Aunque ya existían museos similares en el país, este proyecto se convirtió en motor de cambio e inspiró a otras regiones a desarrollar el enoturismo. Se eligió un castillo medieval como sede del museo, lo que le otorgó un estatus especial y lo convirtió en un símbolo reconocido no solo de la Ribera del Duero, sino también de toda Castilla y León.
Tras la inauguración del museo en Peñafiel y de un espacio similar en Cambados (Galicia) en el año 2000, comenzaron a abrirse nuevos museos del vino en toda España. Actualmente suman más de treinta, y muchos de ellos forman parte de la Asociación de Museos del Vino del país. Gracias a esto, la región no solo ha logrado conservar monumentos históricos, sino también darles nueva vida, mejorando la infraestructura y la accesibilidad para los turistas.
La economía de Peñafiel y sus alrededores hoy en día gira en gran medida en torno al enoturismo. Tras la apertura del museo, comenzaron a aparecer nuevos restaurantes, bares, tiendas de delicatessen y boutiques de vino. Las bodegas han empezado a invertir activamente en el desarrollo de servicios turísticos, lo que ha generado nuevos empleos y oportunidades de negocio para los habitantes locales.
Actualmente, el museo trabaja activamente con el público extranjero. Alrededor del 15% de los visitantes provienen de otros países, especialmente de México y Estados Unidos, y entre los estadounidenses predominan personas con raíces españolas. En los últimos años, la región también ha recibido inversiones extranjeras: por ejemplo, una empresa argentina se convirtió en la principal propietaria de la bodega Vinos de la Luz en Melida, y un distribuidor mexicano adquirió una participación en 3 Manos, en Padilla.
El principal flujo de turistas sigue formado por residentes de Madrid (29%), así como visitantes de Castilla y León (23%) y de las regiones del norte —Galicia, Cantabria, Asturias y el País Vasco. En verano, se observa un notable aumento de turistas de Cataluña.
En 25 años, el Museo del Vino de Peñafiel no solo ha cambiado la percepción del enoturismo, sino que también se ha convertido en un referente para otras regiones de España. Hoy sigue creciendo, atrayendo a nuevos visitantes e inversores, y la cultura vinícola de la zona es cada vez más reconocida a nivel internacional.






