
En pleno corazón de Vitoria, durante la celebración del Día de la Hispanidad, ocurrieron hechos que quedarán grabados en la memoria de los habitantes. Por la mañana, en la Plaza de la Provincia, los simpatizantes de la Falange Española se congregaron para manifestar su postura a favor de la unidad nacional. Sus consignas y banderas españolas eran visibles desde lejos, mientras un fuerte cordón policial rodeaba a los participantes.
Al mismo tiempo, a pocos cientos de metros, en la Plaza de Arca, comenzó la concentración de los opositores: jóvenes y activistas críticos con el pasado colonial y la reacción actual. Poco a poco, el número de asistentes aumentó hasta sumar varios cientos y pronto se dirigieron hacia la Plaza de la Provincia, donde ya se desarrollaba el otro acto.
La tensión aumentó cuando entre ambos grupos comenzaron los intercambios de insultos y el lanzamiento de diversos objetos. Los agentes de la unidad móvil de policía se vieron obligados a intervenir para evitar una mayor escalada. Se emplearon medios especiales y las calles próximas a la plaza se convirtieron temporalmente en escenario de enfrentamientos.
Como resultado, agentes de la Ertzaintza detuvieron a 17 jóvenes sospechosos de participar en los disturbios, a quienes se les acusa de alterar el orden público. A pesar de las medidas contundentes, la situación en la ciudad se estabilizó hacia la tarde; sin embargo, el debate sobre lo sucedido continúa tanto en las redes sociales como en las calles de Vitoria. Vecinos y observadores señalan que estos incidentes son cada vez más frecuentes en el contexto de las crecientes divisiones políticas e ideológicas en el país.





