
Este sábado, España despidió a Guillermo Fernández Vara, quien falleció a los 67 años. Para muchos habitantes de Extremadura, su nombre hace tiempo que se convirtió en símbolo de cambio y estabilidad. Durante las dos últimas décadas, estuvo varias veces en el centro de la escena política, liderando la región en distintos periodos y dejando una huella notable en la historia de la autonomía.
El camino de Fernández Vara comenzó en la medicina: se graduó como médico y trabajó como forense. Se incorporó a la política en los años 90, ocupando cargos en el gobierno regional, donde estaba al frente de asuntos de protección social y sanidad. Tras la marcha de Juan Carlos Rodríguez Ibarra en 2007, Vara asumió el liderazgo de los socialistas de Extremadura y se convirtió en presidente de la autonomía. Sus prioridades fueron el desarrollo de infraestructuras, el apoyo a la educación y la sanidad, así como la lucha contra el desempleo.
En 2011, los socialistas perdieron el poder, pero cuatro años después Vara regresó al frente de la región con mayoría absoluta. En 2019 revalidó su mandato, aunque en 2023 cedió el paso a representantes de otro partido y pasó a trabajar en el Senado, donde asumió uno de los cargos directivos.
Los últimos meses de vida del político estuvieron marcados por una grave enfermedad. A pesar del diagnóstico, no se retiró de la vida pública y continuó participando en los procesos políticos, aunque apareció en público con menos frecuencia. Gozaba de respeto no solo en su propio partido, sino también fuera de Extremadura. Tras su fallecimiento, la región declaró luto, y tanto colegas como oponentes reconocieron su contribución al desarrollo de la autonomía y del país en general.
Guillermo Fernández Vara no solo fue un político, sino una persona capaz de escuchar y alcanzar consensos. Su partida fue un duro golpe para muchos que trabajaron a su lado o siguieron su trayectoria. En Extremadura, su nombre quedará en la memoria como ejemplo de servicio a la sociedad y de búsqueda de cambios sin tomar medidas bruscas ni generar conflictos.






