En Galicia, en 2025, se está registrando una llegada sin precedentes de cocaína. En solo diez meses, ya se han incautado 11,5 toneladas de esta droga, superando la cifra de todo el año pasado. El valor de la mercancía confiscada supera los 800 millones de euros. Preocupa especialmente la aparición de nuevos narcosubmarinos, cada vez más sofisticados y difíciles de detectar.
La colaboración entre agencias internacionales permitió interceptar varias de estas embarcaciones, pero los expertos creen que esto representa solo una pequeña parte de lo que realmente llega a Europa. El grueso del tráfico cruza el Atlántico, y se espera el mayor repunte de actividad cerca de las fiestas de invierno, cuando la demanda de drogas suele aumentar. En promedio, las autoridades interceptan casi una tonelada de cocaína cada mes en la región, con cargamentos que llegan tanto por mar como a través de grandes puertos, como el de Vigo.
Nuevas rutas y tecnologías en el narcotráfico
La terminal de contenedores en Vigo se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para las fuerzas de seguridad. Allí, la cocaína suele ocultarse entre mercancías legales que llegan desde Latinoamérica. En los últimos años, los cárteles han recurrido con frecuencia a submarinos caseros, que luego hunden tras la entrega para borrar cualquier rastro. Solo este año, dos de estos aparatos alcanzaron la costa gallega, y todo apunta a que parte de los alijos confiscados fue transportada mediante este método.
La policía señala que los narcosubmarinos son el método de transporte más rentable y difícil de detectar. Su fabricación cuesta menos y las posibilidades de entregar la carga con éxito son mayores. Sin embargo, gracias al intercambio de información con colegas de otros países, es posible localizar y detener estas embarcaciones incluso en alta mar. Aun así, los recursos técnicos para combatir este fenómeno siguen siendo insuficientes, especialmente para acceder a los canales de comunicación encriptados de los delincuentes.
Geografía de las rutas y nuevos actores
Las rutas del tráfico de cocaína se vuelven cada vez más complejas. Tras la apertura de una nueva línea entre Vigo y Sudamérica, destinada al transporte de frutas y pescado, los cárteles de droga han visto en ella una vía ideal para sus operaciones. En el puerto de Vigo se detecta cada vez más la actividad de grupos internacionales, incluidos de Albania y Bélgica, vinculados al llamado clan de los Balcanes. Esta organización controla una parte significativa del mercado de la cocaína en Europa y Latinoamérica.
Una naviera alemana ha establecido rutas regulares que hacen escala en puertos como Guayaquil (Ecuador), Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica. Además de Vigo, los barcos llegan a Málaga, Valencia, Barcelona y varios puertos italianos. En cada viaje se realizan cientos de operaciones de carga y descarga, lo que dificulta el control y aumenta el riesgo de que la droga se infiltre.
Respuesta policial y retos del futuro
En respuesta al aumento de la amenaza, en el puerto de Vigo se han reforzado los controles e implementado inteligencia artificial para analizar el contenido de los contenedores. Sin embargo, parte de la mercancía ahora se desvía por Portugal, especialmente a través del puerto de Oporto, desde donde las drogas igualmente acaban llegando a Galicia.
La Fiscalía señala que los narcotraficantes actuales saben eludir la vigilancia y utilizan mensajería encriptada para coordinarse. Las autoridades llaman a revisar la legislación y ampliar los recursos técnicos para las investigaciones. A pesar de los avances, la lucha contra el narcotráfico en Galicia está lejos de terminar: las redes criminales siguen buscando nuevas rutas y perfeccionando sus métodos.
