
En uno de los parques de Guadalajara se vivió una escena inusual: varios transeúntes notaron a una pareja con un bebé que supuestamente buscaba dónde adquirir sustancias prohibidas. Su conducta resultó sospechosa y uno de los testigos decidió intervenir: la policía recibió una llamada con información alarmante.
La patrulla llegó al lugar casi de inmediato. Al notar la presencia de los agentes, el hombre intentó huir llevando al bebé en brazos. Alegó que sus documentos estaban con familiares y propuso acompañarlos para aclarar todo. Sin embargo, en el camino, de repente echó a correr sin soltar al niño. La persecución fue breve: los agentes lo alcanzaron rápidamente, procurando no poner en riesgo al menor.
Tras verificar la identidad, se descubrió que la mujer que lo acompañaba era buscada en Catalunya por sospecha de haber secuestrado a su propio hijo. Se constató que no tenía la custodia legal, pero aun así se llevó al pequeño y se marchó con él. Al hombre se le atribuyó resistencia a la autoridad.
Como resultado, ambos adultos fueron detenidos y puestos a disposición judicial. El bebé, que fue el centro de esta historia, quedó bajo protección de los servicios sociales. Para garantizar su seguridad, se activaron todos los protocolos de protección necesarios. El caso generó gran repercusión entre los vecinos, ya que se trata del destino de un niño muy pequeño expuesto a una situación peligrosa por las acciones de los adultos.






