
En Cantabria y el País Vasco, la huelga de pilotos de helicópteros que prestan servicios de emergencia se prolonga ya por cuarto mes consecutivo. La protesta no solo se debe a los salarios congelados, sino también a la reducción constante de personal y el empeoramiento de las condiciones laborales. En los últimos años, la situación ha ido a peor: los trabajadores se ven obligados a hacer horas extra y la asignación de turnos se organiza a última hora, lo que hace imposible conciliar la vida laboral y personal.
El problema se siente especialmente en Cantabria, donde una sola base cubre dos regiones a la vez. Esto provoca una sobrecarga y pone en riesgo vidas: antes los equipos de rescate podían responder rápidamente, pero ahora deben esperar a que el único equipo disponible termine su misión. A diferencia de Galicia, que cuenta con dos bases independientes, aquí no existen equipos de reserva.
Recientemente, la empresa que gestiona la base ha reinstaurado el sistema de guardias domiciliarias. Ahora los pilotos esperan las llamadas de emergencia en casa y no en el lugar de trabajo, lo que aumenta el tiempo de respuesta a situaciones críticas hasta 45 minutos. En el clima riguroso de Cantabria, eso puede costar vidas: en invierno, en aguas frías, cada minuto cuenta.
Condiciones laborales y fuga masiva de especialistas
La carga de trabajo de los pilotos supera los límites legales: la jornada anual llega a las 2.000 horas, cuando por ley no debería superar las 1.826. Los turnos se organizan a última hora y los salarios llevan diez años sin revisarse. Muchos profesionales con experiencia prefieren marcharse al extranjero, donde las condiciones laborales y la remuneración son mucho mejores. Las empresas europeas reclutan activamente a los pilotos españoles, especialmente durante los incendios de verano, cuando su experiencia es especialmente valiosa.
La mayoría de los contratos para servicios de emergencia se firman con organismos públicos, pero las condiciones para los empleados distan mucho de los estándares del sector público. Las empresas privadas, a menudo en manos de inversores extranjeros, buscan reducir costes, lo que lleva a recortes de plantilla constantes y a una mayor carga de trabajo para quienes permanecen.
Perspectivas y reivindicaciones de los huelguistas
Los pilotos exigen una reducción de las horas de trabajo, la organización anticipada de los turnos y una revisión de los salarios. Señalan que, pese a la importancia de su labor, su trabajo sigue estando infravalorado. Los servicios de emergencia y extinción de incendios de la región dependen de estos profesionales, pero sus protestas aún no han generado cambios. Las empresas empleadoras no se muestran dispuestas al diálogo y las autoridades públicas tampoco se apresuran a intervenir.
Los servicios de emergencia se ven obligados a operar casi con normalidad incluso durante la huelga, ya que su labor se considera esencial. Esto genera un descontento adicional entre los empleados, quienes consideran que sus demandas están siendo ignoradas. En los próximos días, los pilotos planean realizar una manifestación en Madrid para llamar la atención sobre el problema a nivel nacional.





