El Tribunal Supremo de España fue escenario de un emotivo testimonio de Alberto González Amador, empresario y pareja de Isabel Díaz Ayuso. Durante la audiencia, se presentó como víctima de la Fiscalía, afirmando que su reputación personal y profesional fue destruida tras la filtración de información sobre su caso.
González Amador se vio en el centro de la atención mediática después de que los medios publicaran detalles sobre su confesión de delitos fiscales. Según contó, buscó que la investigación terminara rápido y de forma discreta, para no afectar la reputación de su pareja, quien ocupa un alto cargo público. Sin embargo, la situación se descontroló cuando los detalles de su caso salieron a la luz y su nombre quedó vinculado a un sonado escándalo.
Durante el juicio, el empresario recalcó que la publicación de un correo electrónico en el que su abogado debatía con la Fiscalía la posibilidad de admitir culpabilidad fue un verdadero golpe para él. Afirma que, a partir de ese momento, la sociedad lo empezó a ver únicamente como culpable, y que la presión tanto social como política no hizo más que aumentar. González Amador no ocultó su desesperación y admitió no ver una salida a la difícil situación actual.
Doble drama: dos procedimientos y un trasfondo político
El proceso judicial adquirió un carácter dual: por un lado, en el banquillo de los acusados se encontraba el fiscal general, por otro, el propio González Amador, acusado de delitos financieros. Ambos procesos están estrechamente ligados, ya que una posible violación de los derechos del acusado podría influir en el desenlace de ambos casos.
Durante las audiencias se reveló que, incluso antes de la publicación de la carta polémica, uno de los principales medios ya había dado a conocer detalles del acuerdo entre la defensa y la fiscalía. El propio González Amador admitió haber hablado con periodistas sobre el avance de la investigación, aunque insistió en que no reveló detalles sobre las negociaciones de la confesión. Aun así, la prensa publicó información sobre una posible sanción y el monto de la multa, lo que avivó aún más el interés por el caso.
Desacuerdos internos y confesiones inesperadas
El abogado del empresario confirmó que había discutido con él los términos de un posible acuerdo con la fiscalía, que contemplaba reconocer los cargos a cambio de una pena mínima. Sin embargo, después de que la información se hiciera pública, González Amador decidió rechazar el acuerdo por temor a las consecuencias que esto podría tener para él y su familia.
En el transcurso del juicio también se supo que parte de la correspondencia entre el abogado y representantes de la fiscalía fue entregada a terceros sin el consentimiento del propio letrado. Esta circunstancia generó nuevas dudas sobre el respeto a la ética profesional y la confidencialidad durante el proceso.
Consecuencias para todos los implicados
El escándalo por la filtración de información y las acusaciones dirigidas a la fiscalía ha generado una gran repercusión pública. González Amador insiste en que es víctima de una lucha política y que su tragedia personal es solo una parte de una confrontación más amplia entre distintas ramas del poder. El proceso judicial sigue en curso y su resultado podría afectar no solo el destino del empresario, sino también la reputación de varios altos funcionarios.
