
Al inicio de la nueva temporada política en España, el Partido Popular (PP) enfrenta una notable fuga de simpatizantes hacia Vox. Según las últimas encuestas, alrededor del dieciséis por ciento de los antiguos votantes del PP ahora se inclinan por apoyar a la ultraderecha, lo que genera gran preocupación en el seno del partido. Como resultado, las encuestas sitúan al PP en sus niveles más bajos desde 2023, mientras que Vox, por el contrario, muestra un crecimiento constante y se aproxima a cifras récord.
La dirección del PP intenta frenar esta tendencia intensificando sus críticas al actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En el interior del partido es cada vez más común la opinión de que la anterior estrategia de posicionamiento ‘centrista’ está agotada. Algunos cargos del partido afirman abiertamente que el centro político en España prácticamente ha desaparecido y que la lucha por el voto se ha desplazado hacia la derecha.
A pesar de ello, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, muestra públicamente calma y sostiene que el avance de Vox no impide que su partido continúe aumentando su influencia. Destaca que, incluso con el crecimiento de la ultraderecha, el PP mantiene el liderazgo dentro del bloque de la derecha y puede aspirar a formar una mayoría parlamentaria. Sin embargo, en las regiones donde Vox es especialmente fuerte, dirigentes locales del PP expresan preocupación: parte del electorado duda de que Feijóo sea lo suficientemente firme frente a los nacionalistas y otras fuerzas políticas.
Los debates internos en el partido se intensifican. Algunos consideran que Vox atrae a los votantes aprovechando el descontento y la frustración con las políticas de Sánchez. Al mismo tiempo, en el PP reconocen que su propia retórica se está volviendo cada vez más dura, desplazando a las voces moderadas a un segundo plano. En las últimas semanas, Feijóo y su equipo han recurrido activamente a consignas provocadoras e incluso han adoptado estrategias de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, lo que ha generado reacciones divididas dentro del partido.
La cuestión sobre cómo relacionarse con Vox sigue sin resolverse. Feijóo ya ha intentado entablar un diálogo con el líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, aunque hasta ahora sin grandes resultados. Mientras tanto, Vox continúa aumentando la presión, incluso a través de demandas judiciales contra representantes del PP. Al partido le esperan dos importantes citas electorales regionales — en Castilla y León y Andalucía, donde las preferencias del electorado varían notablemente. En este contexto, el PP tendrá que elaborar estrategias distintas para cada región, para no perder aún más apoyo y no depender de la ultraderecha en la formación de coaliciones.
En general, el panorama político en España se está polarizando cada vez más. En el PP reconocen que la demanda social de mayor dureza y de una retórica radical está en aumento, y que la moderación ya no produce los mismos beneficios de antes. La cuestión es hasta dónde está dispuesta a llegar la formación en esta pugna por el electorado de derechas y si esto podría fortalecer aún más a sus competidores por la derecha.






