La infanta Cristina vuelve a estar en el centro de la atención pública debido a la necesidad de desmentir rumores sobre su hijo mayor, Juan Urdangarin. En la prensa y en las redes sociales aparecen periódicamente informaciones sobre un posible regreso de Juan a España, lo que obliga a la familia a emitir aclaraciones oficiales para frenar la difusión de información falsa.
Es bien sabido que, de los cuatro hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Juan fue quien más sufrió las consecuencias del escándalo del caso Nóos. Este episodio acabó con el ingreso en prisión de su padre y el exilio de la familia a Ginebra. Cuando estalló el escándalo, Juan tenía 12 años y, debido a su edad, fue quien más sintió la gravedad de la situación y la reprobación pública. Se informó que sufrió acoso escolar y, hasta hoy, su reacción ante las cámaras sigue siendo de cautela e incluso hostilidad. Con el tiempo se ha consolidado la percepción de que Juan es el más vulnerable de los hijos de la hermana del rey Felipe.
Probablemente, porque casi toda su vida consciente ha transcurrido bajo el escrutinio público, Juan, al igual que sus hermanos —excepto Pablo—, prefiere el anonimato. Sin embargo, el hecho de pertenecer a la tercera generación de la familia real convierte esta preferencia en una tarea casi imposible, condenándolo a un interés mediático constante.
Recientemente, la periodista catalana Silvia Taulés, en su artículo para Vanitatis, desmintió rotundamente la información sobre el regreso de Juan Urdangarin a España. Según sus datos, su vida está firmemente ligada a Londres y no tiene intención de cambiarla. Juan se formó en la capital británica en relaciones internacionales y, desde 2022, trabaja exitosamente en la compañía Formula E, dedicada a la organización del campeonato de carreras de autos eléctricos bajo la dirección de Alejandro Agag. Su labor está relacionada con asuntos de impacto social y cooperación.
Además de los rumores sobre su mudanza, la agenda de noticias incluyó un tema más personal: su vida privada. La periodista precisa que Juan comparte piso con un amigo, al igual que su primo Froilán en Abu Dabi. Sin embargo, otros medios continúan alimentando el ‘misterio’ sobre su vida sentimental, basándose en que es el único de los hermanos Urdangarin que no tiene pareja o, al menos, fue solo a la celebración del cumpleaños de su abuelo, el rey Juan Carlos.
Ahí radica el principal riesgo para la infanta Cristina y su hijo: que su figura quede rodeada de una curiosidad malsana, lo que puede provocar nuevas especulaciones y persecuciones incómodas para toda la familia. Aunque al joven, que vive lejos, esto pueda preocuparle poco, para sus hermanos y su madre, que sigue de cerca la actualidad en España, la situación les afecta directamente. Como es sabido, nada despierta tanto interés como el intento de ocultar algo.
Esto plantea la cuestión de si la política de absoluto hermetismo beneficia realmente a Juan Urdangarin. Quizás esta actitud defensiva resulte contraproducente. Sería más sensato aportar mayor normalidad a su imagen pública y, asumiendo tanto las ventajas como las desventajas del apellido Borbón, arrojar algo de luz sobre su vida. Al fin y al cabo, no hay nada extraño ni misterioso en no tener una relación estable a los 25 años.
