
El cielo nublado sobre Valdesoto, en Siero, no empañó el ánimo de la familia real, que llegó en visita al pueblo galardonado como «Pueblo Ejemplar de Asturias 2025». Este viaje fue el broche final a los actos de los Premios Princesa de Asturias 2025, un cálido epílogo tras la solemne ceremonia oficial en Oviedo. El pueblo recibió a los ilustres visitantes en todo su esplendor: hórreos decorados, el sonido de las gaitas, carretas tiradas por bueyes y vecinos ataviados con trajes de hace un siglo. Por un día, Valdesoto se convirtió en una recreación viva del pasado, donde cada uno mostraba con orgullo los oficios tradicionales —desde el trenzado de cestas hasta los secretos de la cocina asturiana—, reflejando ese espíritu colectivo que les mereció este distinguido reconocimiento.
Para la visita al entorno rural, Leonor eligió un look informal y muy actual, diferente a su estilo habitual. La heredera apareció con un mono vaquero azul marino de corte holgado y cuello camisero, ajustado levemente a la cintura con un cinturón de la misma tela. Esta prenda, práctica y de tendencia, rara vez se ve en la princesa. Completó el conjunto con una chaqueta vintage de ante marrón, abierta, con botones y cinturón, que aportaba un aire parisino al look. En los pies llevaba botines de ante color arena, modelo Amandi, de la marca gallega LMDI Collection, fundada por las hermanas Carmen y Mercedes Saldivar con el objetivo de apoyar a los artesanos españoles.
Como joyas, la princesa lució los conocidos pendientes de aro dorados de la firma española CXC y volvió a mostrar su característico piercing con diamante. Llevaba el pelo recogido en una coleta, su peinado favorito para actos diurnos, y el maquillaje era apenas perceptible y natural.
Curiosamente, tanto la reina Letizia como la infanta Sofía también optaron por el denim, aunque en diferentes versiones. Sofía eligió unos vaqueros claros con una chaqueta gris, mientras que la reina apostó por un conjunto en tonos azul marino, muy similar al de su hija mayor, al que más tarde añadió una gabardina.
La visita a Valdesoto puso fin a un fin de semana lleno de significado. En el teatro Campoamor, la princesa Leonor fue la gran protagonista de la ceremonia de entrega de premios más emblemática desde que comenzó a ejercer sus funciones oficiales. Su discurso, estructurado como una serie de cartas a los galardonados, sorprendió por su tono personal y referencias directas a temas como la educación, la empatía y el respeto.
Destacó especialmente el momento en que, mirando a Sofía, habló cálidamente sobre el vínculo entre hermanas, calificándolas como las mejores compañeras de vida. Este gesto fue recibido con aplausos y reflejó fielmente la conexión que las hermanas muestran en público. Por su parte, el rey subrayó la importancia institucional de la ocasión, señalando que había llegado el momento de ceder progresivamente a la heredera el papel central. La noche anterior, en la gala, Leonor brilló con un vestido de jacquard violeta oscuro de H&M, de manga corta y falda evasé inspirada en los años 50. Sofía optó por un conjunto fucsia de Miphai, creando un interesante contraste cromático. Letizia volvió a confiar en Sybilla, luciendo un vestido midi negro de gasa de seda con un corte sobrio y elegante. La elección medida y discreta de la reina fue interpretada como reflejo de su papel institucional. Juntas, proyectaron una imagen armónica y cohesionada que evidencia su evolución estética: Letizia marca el tono, Leonor consolida su papel y Sofía aporta frescura.
Durante el paseo por el pueblo, el lenguaje de signos volvió a ser elocuente. La Reina mantuvo su habitual equilibrio entre la cercanía con la gente y el respeto al protocolo, permitiendo a Leonor interactuar con los vecinos y familiarizarse con los oficios locales. Sofía se mostró natural y participó con interés en todas las actividades, consolidando su papel de participante reservada pero activa en los acontecimientos. Veinte años después de que Letizia no pudiera asistir a la ceremonia debido al inminente nacimiento de la heredera, madre e hijas comparten ahora los papeles principales en el mismo premio que una vez marcó el inicio de su historia familiar. Entre casas de piedra y los sonidos nostálgicos de las gaitas, concluyeron varios días de gran importancia para la monarquía.






