
Cada año, en vísperas de la entrega del prestigioso Premio Princesa de Asturias, la vida cultural de Oviedo alcanza su punto álgido. El tradicional concierto en el Palacio de Congresos Príncipe Felipe reúne a la élite social, pero en 2025 la atención no estuvo centrada solo en la música. Con la llegada de la familia real, el ambiente se llenó de expectación ante la inminente aparición de la heredera al trono, cuyas apariciones públicas son analizadas hasta el más mínimo detalle.
Esa noche, la futura reina apostó por una elegancia discreta y apareció con un conjunto de pantalón en un profundo azul marino. Su elección fue una creación de la casa italiana Emporio Armani. El look consistía en una chaqueta de tweed perfectamente entallada, adornada con diminutas lentejuelas que aportaban un sutil destello bajo los focos, y unos pantalones palazzo amplios y fluidos de crepé tecnológico. El conjunto resultó ser sobrio y moderno al mismo tiempo, resaltando la confianza y madurez de la joven princesa.
Pero detrás de esta imagen impecable se escondía un profundo simbolismo. En primer lugar, el atuendo fue un claro guiño a su madre, la reina Letizia, reconocida por su pasión por los trajes de chaqueta y las chaquetas de tweed. Su Majestad ha demostrado en numerosas ocasiones cómo combinar clásicos de Carolina Herrera o Hugo Boss con prendas más asequibles de marcas españolas, convirtiendo cada aparición en una lección magistral de estilo. Leonor, siguiendo sus pasos, demuestra la continuidad no solo en el trono, sino también en el arte de comunicar a través de la moda.
En segundo lugar, y quizá el mensaje más conmovedor de la noche, la elección de la marca fue un homenaje al gran maestro Giorgio Armani, quien falleció recientemente. Este gesto cobra un significado especial al recordar que fue precisamente con un traje pantalón blanco de Armani con el que doña Letizia apareció en el anuncio de su compromiso con el entonces príncipe Felipe. Así, Leonor cerró un círculo simbólico, uniendo uno de los momentos clave de la historia de su familia con el presente y rindiendo tributo al diseñador que tuvo un papel importante en esa historia.
El look se completó con los ya reconocibles zapatos de tacón copa y pulsera al tobillo de la marca española Pinkchic guagua y un clutch sencillo a juego con el atuendo principal. Nada fuera de lugar, cada detalle en su sitio. Esta aparición confirmó una vez más que la princesa Leonor no solo sigue las tendencias de la moda. Ella está forjando su propio estilo, donde el protocolo real se fusiona de manera natural con su gusto personal y la capacidad de transmitir mensajes importantes a través de su vestimenta, sin necesidad de palabras.






