
Faltan solo unas horas para el gran final de la gira «Tour Salvaje», con la que Manuel Carrasco ha cautivado a sus seguidores durante meses en toda España. Esta noche, 10 de octubre, el famoso Palau Sant Jordi de Barcelona acogerá la última parada de este ciclo de conciertos, y las entradas para el evento se agotaron mucho antes de la fecha señalada. El artista onubense de 44 años ha preparado para su público un espectáculo inolvidable, marcado no solo por la potencia emocional de sus canciones, sino también por una energía escénica arrolladora. Sin embargo, la mayor sorpresa para los asistentes ha sido su asombrosa transformación artística, que se ha reflejado especialmente en sus vestuarios sobre el escenario.
Detrás de esta audaz transformación se encuentran años de trabajo junto a la estilista Antonia Payeras. Juntos se alejaron poco a poco de la imagen tradicional, avanzando hacia lo que hoy el público puede ver: trajes llamativos llenos de personalidad, donde se combinan sin miedo colores inesperados, tejidos y texturas variadas. Según Antonia, Manuel llevaba tiempo buscando innovar y crear conceptos que fueran más allá de lo habitual. Para esta gira se realizó un trabajo enorme: el equipo dio una segunda vida a piezas vintage, las combinó con creaciones de distintos diseñadores y las complementó con prendas únicas hechas a mano, incluido el calzado. Los artículos más emblemáticos del guardarropa fueron creados por el diseñador José de It Spain, las blusas vaporosas y las prendas de ante con flecos estuvieron a cargo de la marca Tete by Odette, los sombreros y tocados con plumas fueron obra de Rafa Peinador, y en todos los conciertos el calzado fiable fueron botas de Sendra Boots. El principal objetivo fue encontrar el equilibrio perfecto entre el diseño, la paleta de colores y la comodidad del artista en el escenario.
La imagen actual de Manuel es radicalmente distinta a la que el público estaba acostumbrado a ver años atrás. No se trata solo de un cambio de vestuario, sino de un reflejo de su crecimiento artístico constante, visible en todo: su música, los arreglos, la puesta en escena. Este ‘nuevo’ Manuel Carrasco transmite desde el escenario sinceridad, empatía y una fuerza increíble que conecta con miles de espectadores, estableciendo con ellos un vínculo especial.
Una parte esencial de su imagen fueron las exclusivas joyas y accesorios de Belén Mosas, fundadora de la marca «Morir de amor». Ella creó para el artista piezas verdaderamente especiales, que encajaron perfectamente con la esencia de la gira. Estas joyas transmiten un profundo significado simbólico y emocional, y algunas de ellas se han convertido en auténticos talismanes para Manuel en momentos clave. Belén destaca que detrás de cada una de sus creaciones hay una historia y sentimientos; justamente esa autenticidad es lo que hace que su colaboración con artistas como Carrasco tenga un valor real. Su última creación para él fue una pulsera de plumas que simboliza la libertad y la espiritualidad. Aunque no todas las piezas diseñadas para el cantante se muestran al público, tienen para él un gran valor personal.






