En el corazón de Andalucía, lejos de los bulliciosos centros turísticos, se esconde un lugar capaz de regalar experiencias inolvidables. Se trata de Alfarnate, un pintoresco pueblo blanco en la comarca de la Axarquía que presume, con razón, de ser el más alto de la provincia de Málaga. Situado a casi 900 metros sobre el nivel del mar, ofrece una combinación única de historia, paisajes impresionantes y una gastronomía auténtica, lo que lo convierte en una excelente opción para una escapada otoñal.
Pasear por sus calles encaladas, adornadas con macetas de flores, transporta a otra época. Aquí, el tiempo transcurre lentamente, invitando a perderse en el laberinto de callejuelas como Fortuna o Aljofar, y a disfrutar de la tranquilidad de sus acogedoras plazas. A pesar de estar en plena sierra, las calles del pueblo son sorprendentemente llanas, lo que hace que explorarlo sea cómodo para todos.
La corona de Málaga: un paseo por la historia
El perfil arquitectónico de Alfarnate conserva huellas de su pasado árabe, armoniosamente entrelazadas con estilos más recientes. El protagonismo lo ocupa la iglesia parroquial de Santa Ana, construida en el siglo XVI, cuya torre mudéjar es todo un emblema para la localidad. Muy cerca se encuentra la ermita de la Virgen de Monsalud, desde donde se obtiene una vista espectacular del valle y cuyo patio empedrado es por sí mismo una auténtica obra de arte. Mención aparte merece la «venta» más antigua de Andalucía, una antigua posada hoy convertida en restaurante-museo. Sus paredes evocan tanto al rey Alfonso XIII como a legendarios bandoleros como «El Tempranillo», lo que otorga al lugar un carisma especial.
Tesoros naturales y ocio activo
Los alrededores del pueblo son un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza. Las imponentes sierras de Enmedio, Palomera y Jobo conforman un fondo impresionante y ofrecen numerosas rutas para senderismo, paseos a caballo o en bicicleta. Desde la colina del Cerro del Santo Cristo se disfrutan vistas panorámicas, y las zonas de descanso habilitadas permiten relajarse y saborear el momento. El municipio forma también parte de la «Ruta del Aceite de Oliva y la Sierra». Los olivares de la zona, donde se cultivan las variedades verdial y hojiblanca, no solo modelan un paisaje único, sino que producen un excelente aceite de oliva virgen extra, reconocido mucho más allá de la comarca.
Fiestas y sabores de la Axarquía serrana
La vida cultural de Alfarnate está llena de actividades. En primavera se celebra el Festival de la Sakura, dedicado a la floración de los cerezos, un espectáculo de increíble belleza. Septiembre es el mes de las principales fiestas en honor a la Virgen de Monsalud, que incluyen una colorida recreación histórica de la batalla entre “Moros y Cristianos”, conocida como “El Embajador”. La gastronomía local es sencilla y contundente. La base de la cocina son sopas y guisos espesos, como el “morrete de setas” (guiso de setas) o la tradicional “olla”. No te puedes perder los dulces de la zona, como los “roscos carreros”, y por supuesto, la cereza, famosa en toda la provincia. El pueblo también cuenta con una zona para autocaravanas de 10 plazas, junto a un pinar y la piscina municipal; para hacer uso de las instalaciones, solo hay que contactar con el ayuntamiento. A tan solo 50 kilómetros de la capital de la provincia, esta localidad te ofrece todo lo necesario para una escapada perfecta: patrimonio, naturaleza y sabores auténticos.
