
A tan solo una hora en coche de la vibrante capital andaluza se esconde un lugar capaz de cambiar tu percepción sobre los paisajes del sur de España. No es una llanura abrasada por el sol ni olivares a lo lejos, sino un mundo de formaciones rocosas caprichosas, profundos desfiladeros y una vegetación esmeralda que parece sacada de una película de fantasía. Aquí, el tiempo y el esfuerzo humano han creado un paisaje que no deja indiferente a ningún viajero, ofreciendo una combinación única de maravillas geológicas y legado industrial.
Se trata de Cerro del Hierro, que traducido significa “Colina de Hierro”, situado en pleno corazón del parque natural Sierra Norte de Sevilla. Su increíble relieve es el resultado de millones de años de procesos kársticos, donde el agua de lluvia fue disolviendo lentamente las rocas calizas, formando picos afilados, cuevas y simas. Pero su aspecto final, casi de otro planeta, es obra del ser humano. Desde la época del Imperio Romano se ha extraído aquí mineral de hierro, y esta actividad, que continuó con interrupciones hasta finales del siglo XX, dejó al descubierto el corazón rocoso de la colina. Hoy, los visitantes encuentran un laberinto de cañones, túneles y galerías artificiales que se pueden explorar libremente.
En 2003, este territorio de más de 120 hectáreas recibió la categoría de Monumento Natural, lo que resalta su valor excepcional. Para la comodidad de los visitantes, se han acondicionado rutas especiales. La más popular es un sendero de dos kilómetros que serpentea entre los restos de antiguas minas y permite observar de cerca formaciones geológicas sorprendentes y los contrastes de colores en los cortes de la roca. Para los turistas más resistentes y curiosos existe un recorrido circular de 11 kilómetros que atraviesa un bosque de roble pirenaico, un ecosistema bastante raro en el clima cálido de Andalucía.
A solo diez minutos en coche del laberinto rocoso se encuentra otra joya de la región: las cascadas del río Huesnar. Estas cataratas, ocultas entre la densa vegetación ribereña, impresionan por su belleza y su agua cristalina. Aunque el baño está prohibido para preservar el frágil ecosistema, contemplar el agua fluyendo y el juego de la luz sobre su superficie se convierte en una experiencia inolvidable, especialmente para amantes de la naturaleza y fotógrafos.
Este singular conjunto de naturaleza e historia se encuentra entre dos pintorescos pueblos, San Nicolás del Puerto y Constantina, cada uno de los cuales merece una visita aparte por su patrimonio cultural y tradiciones gastronómicas. Para mayor comodidad de los viajeros, a la entrada de Cerro del Hierro hay un centro de información donde es posible alquilar bicicletas, reservar una visita guiada o participar en programas educativos. Desde aquí parte también la “Vía Verde Sierra Norte”, una antigua línea ferroviaria reconvertida en una ruta escénica para caminar y andar en bicicleta. El acceso en coche es sencillo y hay un aparcamiento público cercano. El paseo por el Cerro del Hierro es apto para todas las edades, lo que lo convierte en una opción ideal para una escapada de fin de semana diferente, lejos del bullicio urbano y en plena armonía con la naturaleza.






