
En la región de Castilla-La Mancha, en la provincia de Albacete, se encuentra Tarazona de la Mancha, una ciudad que a menudo permanece fuera de los circuitos turísticos más conocidos. Sin embargo, este lugar sorprende a los viajeros por la riqueza de su patrimonio cultural, su arquitectura singular y vívidas tradiciones cuidadosamente preservadas a lo largo de los siglos.
El centro de la vida social y cultural de la ciudad es la Plaza Mayor, construida en el siglo XVII y oficialmente reconocida como Conjunto Histórico-Artístico. Su forma rectangular, las galerías con balcones de madera y los amplios aleros crean una atmósfera única que evoca la época colonial. La plaza está armoniosamente conectada con la iglesia de San Bartolomé, erigida en estilo renacentista y cuya torre se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad. Los arcos de piedra que conducen a las calles adyacentes completan el aspecto monumental de este conjunto arquitectónico singular.
La historia de Tarazona se remonta a la Edad Media, cuando la ciudad formaba parte del Consejo de Alarcón y, más tarde, del Marquesado de Villena. En el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, obtuvo el estatus de capital del Corregimiento, lo que subrayaba su importancia administrativa. Paseando por sus calles, se pueden apreciar antiguos palacetes nobiliarios con fachadas barrocas, elegantes rejas de forja y ermitas de gran valor artístico. Entre ellas destacan la ermita de San Roque, con pinturas polícromas de estilo rococó, y la ermita de San Antón, con su característico chapitel barroco.
Además de su arquitectura clásica, Tarazona de la Mancha presume de una de las plazas de toros más singulares de España. Su peculiaridad radica en que no fue construida hacia arriba, sino excavada en el suelo. Este recinto forma parte esencial de la identidad cultural de la ciudad y es escenario de eventos clave.
La ciudad no solo vive de su historia, sino también del presente. Dos de sus principales fiestas están reconocidas como de Interés Turístico Regional. Se trata de las Fiestas Mayores en honor a San Bartolomé, durante las cuales se celebran encierros, novilladas, conciertos y desfiles en las calles y en ambas plazas. No menos célebre es el carnaval local, considerado el más antiguo de la provincia. Durante esos días, la ciudad se transforma en un escenario colorido lleno de música, bailes y disfraces, atrayendo a visitantes de todo el país.





