
A principios del verano de 2025, estalló un nuevo conflicto en España en torno a uno de los espacios naturales más valiosos del país: el Parque Nacional de Doñana. El Ministerio para la Transición Ecológica presentó un proyecto para revisar los límites de los terrenos incluidos en la zona protegida. Esta decisión provocó un fuerte rechazo tanto entre los conservacionistas como entre las autoridades regionales de Andalucía.
El origen de la disputa radica en el cambio de estatus de la zona húmeda. Antes, estas tierras se consideraban de agua dulce, pero ahora se pretende clasificarlas como zonas mareales. Las organizaciones medioambientales advierten que esta reclasificación podría dañar la ecosistema y poner en peligro la supervivencia de especies raras de fauna y flora para las que Doñana es un refugio esencial.
Los responsables autonómicos tampoco respaldaron la iniciativa del ministerio. Consideran que los cambios propuestos afectan a más de la mitad de los terrenos gestionados por la autonomía y pueden generar incertidumbre en la gestión y protección del espacio. Las autoridades andaluzas ya han anunciado su intención de presentar objeciones formales, subrayando que el proceso se inició sin suficiente consenso ni consulta a especialistas del sector.
Incertidumbre ecológica y jurídica
Los ecologistas temen que la nueva clasificación conduzca a la desaparición de los humedales de agua dulce, fundamentales para mantener la biodiversidad. Doñana es un enclave clave en la ruta migratoria de las aves entre Europa y África, y cualquier cambio en la gestión de este territorio podría tener consecuencias de gran alcance para todo el ecosistema de la región.
También crece la preocupación en la comunidad científica. Algunos centros de investigación que estudian Doñana consideran que las decisiones administrativas no deben contradecir los datos científicos acumulados durante décadas. Según ellos, las medidas apresuradas pueden provocar conflictos legales y dificultar la implementación de programas de conservación.
Posibles consecuencias para el futuro de Doñana
El proyecto del ministerio aún se encuentra en fase de consulta pública, pero ya está claro que no será fácil encontrar un compromiso. Si se aprueban las nuevas delimitaciones, algunos métodos de gestión tradicionales en la región podrían quedar en entredicho. Esto, a su vez, podría desatar nuevos desacuerdos entre Madrid y Sevilla, así como una ola de críticas por parte de organizaciones internacionales que vigilan el estado de espacios naturales únicos.
El destino de Doñana vuelve a estar en el centro de atención, no solo en España, sino también en el ámbito europeo. En los próximos meses se sabrá si las partes logran llegar a un acuerdo y mantener el equilibrio entre la protección de la naturaleza y las decisiones administrativas.






