
En la capital de España vuelve a estallar un escándalo en torno a Begoña Gómez, esposa del jefe del gobierno. Esta semana deberá comparecer ante el tribunal, donde se examina la quinta acusación presentada por el juez Juan Carlos Peinado. La investigación, que empezó en la primavera del año pasado, abarca una amplia gama de posibles irregularidades relacionadas con su actividad profesional.
El foco de atención se centra en sus funciones como una de las responsables de los programas de máster y de una cátedra especial en la Universidad Complutense de Madrid. A medida que avanzaba el caso, el juez amplió en varias ocasiones la lista de cargos imputados, a pesar de las críticas de los máximos órganos judiciales por exceder sus competencias. Ahora, a los puntos ya existentes, se suma una nueva acusación relacionada con el uso indebido de fondos públicos.
Un papel destacado en la investigación lo ocupa Cristina Álvarez, quien trabajó durante muchos años con Gómez en Moncloa. Los investigadores se interesaron en cómo se distribuían exactamente sus tareas y en qué medida estaban relacionadas con los proyectos académicos de la esposa del presidente del gobierno. Álvarez fue inicialmente citada como testigo, pero después su estatus cambió y ahora también figura como sospechosa en el caso. En el sumario aparecen otros implicados, incluido el propio jefe del gobierno.
Los procedimientos judiciales están marcados por numerosas apelaciones tanto de la defensa como de la fiscalía. En particular, se impugna la legalidad del cambio de estatus de Álvarez de testigo a investigada, así como la exigencia de acceso a la correspondencia oficial de Gómez en los últimos años. A pesar de que algunas quejas fueron parcialmente aceptadas, el tribunal avaló la línea principal de la investigación, manteniendo en vigor los cargos clave.
En los próximos días, Begoña Gómez tiene previsto declarar sobre un nuevo episodio relacionado con el nombramiento y las funciones de su asistente. Las preguntas no solo abordan la distribución de responsabilidades, sino también una posible coincidencia de intereses entre proyectos estatales y personales. Se prevé que el proceso judicial será complejo y, por ahora, su desenlace sigue siendo incierto.





