En 2025 se publicó un nuevo ranking que ilustra claramente cuánto deben pagar los empleadores en diferentes países de Europa para que sus empleados reciban un ingreso anual de 60 000 dólares (aproximadamente 51 000 euros al tipo de cambio actual). El estudio abarcó los países de la Unión Europea y permitió comparar la carga fiscal sobre las empresas en materia de remuneración.
Francia encabeza la lista por el volumen de pagos obligatorios. Allí, para que un trabajador reciba un poco menos de 40 000 dólares (unos 33 800 euros) netos, la empresa debe gastar más de 95 000 dólares (81 500 euros). Esto significa que casi 55 000 dólares se destinan a impuestos y contribuciones sociales.
El segundo lugar lo ocupa Italia. Los empleadores italianos destinan más de 88 000 dólares (75 600 euros) por empleado con un ingreso bruto similar, pero el trabajador recibe menos de 36 000 dólares (alrededor de 30 800 euros). La diferencia entre el gasto de la empresa y el ingreso real del trabajador también es considerable.
El tercer puesto del ranking corresponde a Eslovaquia. Allí, para que un empleado reciba algo más de 40 000 dólares (34 300 euros), la empresa gasta más de 81 000 dólares (69 400 euros). Así, casi la mitad de la suma se destina a pagos obligatorios al Estado.
España ocupa el sexto lugar entre los países europeos con mayor carga fiscal sobre la masa salarial. Para garantizar a un empleado un salario bruto de 60.000 dólares, un empleador español debe gastar casi 80.000 dólares (68.000 euros). Sin embargo, el trabajador recibe solo 40.000 dólares (34.000 euros) netos, es decir, exactamente la mitad del gasto total de la empresa. El resto se destina a impuestos y cotizaciones sociales.
En el top diez de países con mayor carga fiscal también se encuentra Portugal. Allí, el empleador gasta más de 75.000 dólares (64.500 euros), pero el trabajador recibe menos de 35.000 dólares (29.500 euros). El resto va al presupuesto estatal y a necesidades sociales.
Los datos del ranking resaltan que, en la mayoría de los países europeos, una parte significativa del gasto empresarial en personal corresponde a impuestos y contribuciones. Esto afecta tanto al nivel de ingresos netos de los trabajadores como a la competitividad empresarial.
A modo de comparación, en algunos países europeos la carga fiscal sobre los salarios es considerablemente menor, lo que permite a los empleados recibir una mayor parte de los fondos asignados por el empleador. Sin embargo, en España, Francia, Italia y otros países, la mitad o incluso más del total se destina a pagos obligatorios.
Expertos señalan que esta situación plantea ciertos desafíos para el mercado laboral y puede influir en las decisiones de las empresas a la hora de contratar nuevos empleados, así como en la capacidad del país para atraer inversores y profesionales.
