
La desaparición de María Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz ha sido durante años uno de los misterios más enigmáticos del norte de España. Madre e hija desaparecieron sin dejar rastro en 1987, y solo pasados 15 años sus familiares se atrevieron a denunciarlo ante la policía. En aquel entonces, se pensó que la madre podría haber huido de la violencia doméstica, pero nunca se encontró ninguna prueba que confirmara esa versión.
El tiempo pasaba y no aparecían señales de María Trinidad y Beatriz, ni en España ni en el extranjero. Ambas sufrían limitaciones físicas y psíquicas que hacían prácticamente imposible que vivieran de forma independiente. La investigación se archivó en varias ocasiones al considerarse una desaparición voluntaria, aunque la familia siempre mantuvo sus dudas.
Hallazgos inesperados y nuevas hipótesis
En 2015, el caso volvió a llamar la atención de la policía. En la casa semiderruida donde una vez vivió la familia, hallaron objetos olvidados: ropa de niña, un medallón, cartas que nunca llegaron a enviarse. Todo apuntaba a que María Trinidad no estaba planeando una huida prolongada. Sin embargo, la investigación siguió estancada.
El giro llegó solo ahora, cuando buzos localizaron en el fondo de una antigua laguna minera de Berbes dos vehículos: un Volkswagen y un Peugeot 304 blanco. Vecinos de la zona recordaron haber visto, años atrás, a un hombre precipitando los coches por el acantilado. Ese hombre era conocido como Antonio María da Silva, contrabandista con antecedentes penales y esposo de María Trinidad.
La investigación vuelve sobre la tragedia
Un juez de Gijón ha ordenado que continúe la búsqueda en el estanque de la mina para determinar si hay restos humanos en los vehículos sumergidos. Los investigadores creen que los cuerpos de las desaparecidas podrían estar allí. Según su hipótesis, madre e hija fueron víctimas de un asesinato y el autor intentó borrar las pruebas hundiendo los coches con ellas dentro.
El destino de Antonio da Silva tomó otro rumbo: pasó años oculto entre España, Portugal, Francia y Suiza, dedicado al contrabando. Ahora, ya en su vejez, vive en una residencia de mayores en Zamora. A pesar del tiempo transcurrido, la investigación no descarta su implicación en la desaparición de su esposa y su hija.
Un drama familiar que podría resolverse
María Trinidad nació en Bárzana, Asturias, y desde pequeña tuvo que enfrentarse a numerosas dificultades. Tras el nacimiento de su hija, buscó refugio en un albergue, y luego se trasladó a León para escapar de su marido. Sin embargo, ni siquiera el cambio de ciudad le proporcionó seguridad. Cuando no se presentó a una vista judicial, su marido fue buscado, pero no lo detuvieron hasta dos años después.
Hoy, décadas después, la investigación tiene una oportunidad de arrojar luz sobre una tragedia que durante años fue un misterio para toda España. Nuevas pruebas podrían, al fin, responder a las preguntas que han atormentado a familiares y amigos de las mujeres desaparecidas.






