
La autobiografía de Isabel Preysler se ha convertido en todo un acontecimiento, generando un fuerte impacto en la opinión pública. El libro no solo revela detalles inéditos sobre su vida, sino que también aborda numerosos temas que hasta ahora habían permanecido en la sombra. Su publicación ha provocado una oleada de debates e incluso molestias por parte de algunos de los aludidos, como la familia de Vargas Llosa, que no ha visto con buenos ojos la difusión de la correspondencia personal del premio Nobel. Aun así, las memorias de la viuda de Miguel Boyer se convirtieron de inmediato en un éxito de ventas, compitiendo de tú a tú con otros lanzamientos literarios de gran repercusión, como las memorias sobre el rey Juan Carlos I.
En su libro, Preysler analiza con gran honestidad no solo sus dramas personales, como los divorcios con Julio Iglesias y Carlos Falcó, sino también las dificultades de su matrimonio con Miguel Boyer, a quien conoció cuando él todavía estaba casado. Tampoco esquiva los fracasos sentimentales de sus hijos. Sin embargo, resulta especialmente revelador su disposición a hablar abiertamente sobre sus propios fiascos profesionales. Probablemente, el más doloroso fue su primer y único intento en el mundo de los negocios: el lanzamiento de la línea cosmética My Cream. Presentó este proyecto por todo lo alto en uno de los programas de televisión más populares, al que luego regresó para promocionar su autobiografía, logrando en ambas ocasiones récords de audiencia para el programa.
La madre de Enrique Iglesias reconoce que el fracaso del proyecto en el que invirtió no solo sus conocimientos en cosmética, sino también una suma considerable de dinero, fue para ella una gran decepción. Según cuenta, la causa principal del derrumbe fue el incumplimiento de los compromisos por parte del distribuidor. Otro error importante fue su incursión en la televisión. En este ámbito, su hija, Tamara Falcó, ha tenido bastante más éxito, consolidando su lugar en la pantalla chica. Isabel recuerda sin rodeos su programa «Hoy en casa», que se estrenó en mayo de 1998 y no logró ganarse la simpatía del público.
Preysler señala que trabajó con un equipo fantástico, pero el formato del programa no pudo competir con las retransmisiones de fútbol de los sábados. La principal lección que sacó tras seis emisiones acabó siendo decisiva: comprendió que no se sentía cómoda como presentadora y que el resultado no le satisfacía. Saber reconocer las propias limitaciones y debilidades es no solo una actitud constructiva, sino también muestra de una gran inteligencia. Justamente esta habilidad es la que le ha permitido permanecer como figura emblemática durante décadas, enfocándose en aquellas cualidades que le dieron fama. A pesar de los tropiezos del pasado, recientemente aceptó participar en un documental navideño para Disney Plus, cuyo formato se adaptaba perfectamente a lo que podía aportar al mundo audiovisual, y quedó plenamente satisfecha con la experiencia.






