
Las autoridades vaticanas han iniciado una investigación canónica sobre Rafael Zornoza, actual obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, tras ser acusado de acoso sexual a un menor. Según la denuncia, los hechos ocurrieron en la década de los 90, cuando Zornoza era sacerdote y dirigía el seminario de Getafe.
La víctima, hoy adulto, envió este verano una carta detallada a las instancias eclesiásticas describiendo lo sucedido. Relató que sufrió acoso desde los 14 hasta los 21 años, incluyendo contacto físico y presión psicológica. Según su testimonio, Zornoza se valió de su cargo para manipularlo e incluso lo sometió a una llamada «terapia de conversión» con el fin de cambiar su orientación sexual.
De acuerdo con las normas de la Iglesia, este tipo de investigaciones contra obispos las lidera el metropolitano, en este caso el arzobispo de Sevilla. Aunque el caso está prescrito civilmente y la justicia ordinaria ya lo considera cerrado, el proceso canónico sigue adelante. Están previstas las declaraciones del acusado, la víctima y posibles testigos. El procedimiento podría concluir en un juicio eclesiástico cuyo veredicto deberá ser ratificado por la más alta instancia del Vaticano.
Reacción de la Iglesia e historia de la diócesis
A pesar de la investigación en curso, Sornosa continúa ejerciendo sus funciones. Los representantes de la diócesis de Cádiz no han emitido comentarios oficiales sobre la situación. Cabe destacar que esta diócesis ya había estado anteriormente en el centro de escándalos relacionados con delitos sexuales. En 2023, una auditoría interna identificó cinco casos que involucraban a siete sacerdotes y 19 víctimas entre 2005 y 2010. En dos de estos episodios, los delitos no fueron denunciados ante las autoridades, ya que, según afirma la Iglesia, las propias víctimas rechazaron presentar la denuncia.
Como resultado de la investigación interna, tres sacerdotes fueron declarados culpables, mientras que uno de los casos resultó ser falso. A las víctimas se les ofreció ayuda psicológica, y los culpables fueron apartados del sacerdocio si aún seguían con vida.
La magnitud del problema y las reformas
Según datos de 2025, en España hay casi 1.600 acusados y alrededor de 3.000 víctimas en casos de delitos sexuales en el ámbito eclesiástico. Más de 60 altos cargos de la Iglesia, incluidos obispos y cardenales, están bajo sospecha de encubrimiento. Sornosa también figura en esta lista por no haber informado a las autoridades sobre dos incidentes ocurridos en 2010.
En 2019, el Papa Francisco endureció las normas canónicas para aumentar la responsabilidad por la ocultación de delitos y proteger a las víctimas. Sin embargo, la Iglesia española sigue resistiéndose a las investigaciones independientes y no adopta con rapidez los mecanismos estatales de compensación. El programa propio de compensaciones, creado por los obispos, solo ha llegado a una pequeña parte de las víctimas reconocidas.
La jerarquía eclesiástica critica las investigaciones periodísticas y no explica por qué no inicia procesos de revisión contra los sospechosos de encubrimiento. Algunos de ellos siguen ocupando cargos importantes y conservan influencia en las decisiones dentro de la estructura eclesial.





