En los últimos meses, la provincia de Cádiz ha registrado un notable aumento en la actividad de grupos especializados en el suministro de combustible para narcolanchas. Estas embarcaciones rápidas se utilizan para transportar drogas y migrantes ilegales desde Marruecos a España. La Policía y la Guardia Civil señalan que el número de estos grupos va en aumento y que sus acciones son cada vez más organizadas y audaces.
Recientemente, en la zona de Punta de San Felipe, a tan solo medio kilómetro del centro de Cádiz, agentes de la Policía Nacional detectaron actividad sospechosa en la playa. Durante la operación se hallaron 181 bidones de combustible listos para ser enviados a las narcolanchas. Siete personas fueron detenidas y, en un local cercano junto al muro de San Carlos, se encontraron más recipientes ocultos.
Esta es solo una de las tres operaciones realizadas en la última semana. Durante estos operativos en Cádiz, se incautaron más de 12.000 litros de gasolina almacenados en cientos de bidones. En Rota, la policía frustró un intento de transporte de 1.050 litros de combustible, y en El Puerto de Santa María se hallaron 128 bidones escondidos entre la maleza y la orilla del río. Otros 151 recipientes se localizaron junto a la carretera A-4.
La Guardia Civil también reporta cifras récord de incautaciones. Solo durante el verano se confiscaron cerca de 30.000 litros de combustible. En Chiclana de la Frontera lograron desmantelar toda una red que utilizaba una vivienda particular como almacén e incluso había instalado su propia miniestación de servicio. En una semana podían manejar hasta 20.000 litros de gasolina y, en el momento de la detención, tenían casi 10.000 litros distribuidos en 597 bidones, lo que representaba un serio peligro debido a la falta de medidas de seguridad.
Estos grupos actúan como contratistas independientes para los cárteles de la droga, suministrando simultáneamente a varias organizaciones. Principalmente están formados por jóvenes que ven en esta actividad una forma rápida de ganar grandes cantidades de dinero, sin contacto directo con las drogas. Los narcotraficantes pagan hasta 5.000 euros por cada bidón de combustible, a pesar de que en una gasolinera convencional su precio no supera los 50 euros. Esta diferencia de precio se explica no solo por la demanda, sino también por la necesidad de mantener las embarcaciones en el mar durante más tiempo debido al reforzamiento del control policial, lo que incrementa el consumo de combustible.
Anteriormente, este tipo de suministros eran realizados por los propios cárteles de la droga, pero ahora han surgido grupos independientes que se especializan exclusivamente en la logística de combustible. Su actividad se ha extendido a lo largo de toda la costa de Cádiz, incluyendo Sanlúcar de Barrameda y otros municipios costeros. Con el aumento de la competencia y la presión policial, estos grupos se están volviendo cada vez más agresivos. Aunque todavía no se utiliza armamento, los ataques contra agentes de las fuerzas de seguridad se han vuelto más frecuentes.
La Fiscalía de Cádiz señala que los implicados en las tramas de combustible aprovechan vacíos legales. Actualmente se trabaja para endurecer las penas por estos delitos, asimilándolos al almacenamiento y transporte de sustancias peligrosas. Ya hay casos en los que los tribunales han enviado a estos mensajeros a prisión, aunque por ahora siguen siendo excepciones.
Los sindicatos policiales resaltan la falta de recursos para combatir este nuevo tipo de delincuencia y exigen que Cádiz sea declarada zona de especial vigilancia debido a la magnitud del narcotráfico. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, los suministros clandestinos de combustible siguen aumentando y sus integrantes se muestran cada vez más ingeniosos y peligrosos.
