
En uno de los barrios más multiculturales de Bilbao estalló un conflicto que ha captado la atención de todo el país. Un exconvicto por participación en ETA, Josu Álvarez Pérez, decidió recuperar su piso en el barrio de San Francisco acudiendo a la conocida empresa de desahucios Horus Desokupa. Sin embargo, su acción provocó una ola de indignación entre los vecinos.
La mañana del lunes, cuatro empleados de Desokupa llegaron al barrio. Su aspecto —corte de pelo al ras, banderas de España y camisetas corporativas— llamó de inmediato la atención. Los vecinos notaron enseguida su presencia y comenzaron a congregarse ante el edificio para impedir el desalojo de los inquilinos. El ambiente se tensó rápidamente: unas 90 personas salieron a la calle para mostrar su rechazo.
Muchos vecinos estaban indignados no solo por el intento de desalojo, sino también porque se había elegido a una empresa que en el barrio se asocia con la ultraderecha. Algunos acusaron abiertamente al exconvicto de haber traído “nazis” a su edificio. El propio propietario trató de explicar que desconocía la reputación de la compañía y que la eligió por la falta de alternativas similares en Euskadi.
Cuando la situación empezó a tornarse peligrosa, Álvarez Pérez solicitó ayuda a la policía. Agentes de la Ertzaintza se presentaron en el lugar y escoltaron a los miembros de Desokupa fuera del barrio para evitar incidentes mayores. Al final, el desalojo no se llevó a cabo y el conflicto no hizo más que aumentar la tensión entre los vecinos y el propietario.
Este caso ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre los métodos de desalojo y la percepción de este tipo de empresas en barrios multiculturales. Para muchos residentes de San Francisco, la situación ha sido motivo para reflexionar sobre la seguridad y la cohesión de su comunidad.






