
En España han resurgido los debates sobre el papel de la mujer en las fiestas tradicionales. Tras el sonado fracaso de las pulseras anti-agresiones, que pretendían proteger a las víctimas de violencia, los socialistas han presentado una iniciativa: exigen al gobierno medidas firmes contra cualquier manifestación de sexismo en las celebraciones populares.
En el Parlamento ya se ha registrado un documento en el que el partido insiste en la creación de un plan de acción específico. Su objetivo es erradicar por completo la discriminación de género en las fiestas, donde aún persisten antiguas tradiciones que excluyen a las mujeres. Los socialistas consideran que estas costumbres refuerzan los estereotipos de género y obstaculizan el avance hacia la igualdad.
Especial atención ha generado la situación en el municipio de Cervera del Río Alhama, en La Rioja. Allí, el año pasado, los habitantes votaron a favor de que la danza “La Gaita” (La Gaita) siguiera siendo exclusiva de hombres. Esto provocó una ola de indignación y el surgimiento del movimiento “Gaita Mixta”, que lucha por fiestas inclusivas y derechos iguales para todos los participantes.
Sin embargo, el país también ofrece ejemplos de tradiciones que sí están cambiando. En Donostia (San Sebastián) y en las ciudades de Irún y Hondarribia, se ha logrado la participación de mujeres en actos antes vetados para ellas. No obstante, los socialistas sostienen que estos casos aún son insuficientes para hablar de una victoria sobre el sexismo.
Además, el partido propone medidas específicas para proteger a las mujeres de etnia gitana en España. En particular, se trata de prevenir los matrimonios precoces y poner en marcha un programa nacional de apoyo que incluya educación, salud y vivienda. También se está debatiendo la creación de un código especial para los medios de comunicación, con el objetivo de eliminar los estereotipos negativos sobre las mujeres gitanas.
El escándalo de las pulseras, diseñadas para detectar posibles amenazas contra víctimas de violencia, fue el detonante del cambio. Tras descubrirse que los dispositivos no funcionaron y que el Ministerio de Igualdad no informó a tiempo, el Parlamento protagonizó intensos debates. La ministra Ana Redondo sigue en el centro de las críticas, pero los socialistas mantienen su respaldo. A pesar de la investigación interna y de las advertencias de los órganos judiciales, el gobierno no ha tomado decisiones sobre cambios en el personal. Además, el año pasado el ministerio no utilizó una parte significativa del presupuesto asignado, lo que ha generado nuevas dudas sobre la eficacia del departamento.






