
En Madrid continúa un intenso proceso judicial relacionado con la filtración de una carta del abogado de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Esta vez, el foco está puesto en los exdirigentes del PSOE regional — Juan Lobato y Pilar Sánchez Acera. Ambos declararon ante el Tribunal Supremo como testigos y negaron categóricamente haber recibido directamente el polémico documento del fiscal general del Estado.
La audiencia estuvo centrada en esclarecer cómo, en marzo de 2024, los políticos accedieron al texto de la carta en la que el abogado del empresario Alberto González Amador reconocía haber cometido infracciones fiscales. Precisamente esa filtración desató las acusaciones contra Álvaro García Ortiz, quien entonces ocupaba el cargo de fiscal general. La investigación intentaba demostrar que él fue quien entregó el documento al Gobierno y al PSOE.
No obstante, durante la vista, Pilar Sánchez Acera, que en ese momento ostentaba un alto cargo en la administración, aseguró que recibió la imagen de la carta no de trabajadores de La Moncloa ni de la fiscalía, sino de un periodista. Ella reenvió la captura de pantalla a Juan Lobato, quien entonces lideraba la agrupación madrileña del PSOE. Más tarde, Lobato registró oficialmente ese intercambio ante notario para dejar constancia de su desvinculación de la filtración.
Crisis interna del partido y consecuencias políticas
La publicación de la correspondencia entre Lobato y Sánchez Acera desató una tormenta dentro de la sección regional de los socialistas. Poco después, Lobato se vio obligado a dimitir y la investigación cobró un nuevo impulso. El juez del Tribunal Supremo contempló la posibilidad de ampliar el caso a la administración del gobierno, pero finalmente descartó esta línea tras interrogar a los testigos clave.
Durante el proceso, la defensa intentó demostrar que las acciones del fiscal general habían sido iniciadas por órdenes del gobierno, pero esta versión no fue confirmada. En varias ocasiones, el juez recordó que estos supuestos ya habían sido rechazados por la instancia de apelación, aunque los representantes de la acusación siguieron insistiendo en sus argumentos, tratando de encontrar nuevas pistas en los testimonios de los testigos.
Debate judicial y nuevos detalles del caso
Las preguntas a Lobato y Sánchez Acera no solo se centraron en el origen de la carta, sino también en la posible coordinación entre los políticos y el gobierno. Ambos testigos subrayaron que no recibieron instrucciones ni órdenes directas, y que sus acciones formaban parte de la rutina política habitual. De hecho, Lobato presentó el documento en una sesión de la Asamblea de Madrid, explicando que era necesario responder a una noticia de alto impacto.
Los intentos de la acusación de vincular la filtración con un ataque dirigido contra Ayuso a través de los problemas judiciales de su pareja no tuvieron éxito. Los testimonios de los testigos no permitieron al tribunal concluir la implicación del fiscal general en la entrega de la carta a los socialistas o al gobierno. De este modo, el episodio clave del caso quedó sin pruebas directas y la investigación volvió a quedar estancada.






