
Pedro Sánchez llegó a Sharm el-Sheij, donde se celebra una cumbre internacional dedicada al cese de las hostilidades en Gaza. El mandatario español se encuentra entre los pocos líderes europeos que han condenado abiertamente las acciones de Israel, calificándolas de genocidio. Sin embargo, tras alcanzarse los acuerdos de alto el fuego, Sánchez expresó su satisfacción y reconoció los esfuerzos de Donald Trump, a pesar de sus diferencias políticas.
El gobierno español destaca que considera el compromiso alcanzado como una oportunidad para lograr la paz tan esperada. Al mismo tiempo, en Madrid admiten abiertamente que el camino hacia una solución definitiva no será fácil. Las autoridades españolas confían en que la liberación de prisioneros y rehenes sea el primer paso para estabilizar la situación y que la ayuda humanitaria llegue a la región lo antes posible y en cantidad suficiente.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien acompaña a Sánchez, recordó que la postura de España respecto a los acontecimientos en Gaza se mantiene sin cambios. La posición en Madrid sigue siendo que la investigación sobre las acciones de los militares israelíes debe continuar y que los responsables sean llevados ante la justicia. No obstante, el gobierno español no oculta su satisfacción por el acuerdo alcanzado y agradece a los países mediadores, incluidos Estados Unidos, Catar, Egipto y Turquía.
En los pasillos de la cumbre, Sánchez y otros líderes europeos y árabes tuvieron que esperar a Trump más tiempo del previsto: el presidente estadounidense prolongó su intervención en el parlamento israelí, abordando cuestiones personales. El presidente del Gobierno español, al igual que los demás, desempeña un papel secundario en el encuentro: la atención principal está centrada en Trump y Abdel Fattah al-Sisi. Incluso la decoración de la ciudad lo dice todo: en los carteles solo aparecen sus retratos y consignas sobre la paz.
Durante la crisis, Sánchez logró establecer lazos estrechos con los líderes árabes, especialmente con el presidente egipcio, quien fue el que lo invitó a la cumbre. Las relaciones con Trump siguen siendo tensas: anteriormente, el mandatario estadounidense amenazó con expulsar a España de la OTAN, pero en la práctica estas declaraciones no tuvieron consecuencias. Funcionarios españoles destacan que los contactos de trabajo entre las administraciones de los dos países se mantienen en buen nivel, y la reciente reunión entre EE. UU. y China en Madrid es prueba de ello.
En Madrid consideran que las declaraciones rimbombantes de Trump rara vez se traducen en acciones reales. Así ocurrió también con las amenazas de imponer aranceles especiales contra España, que nunca se materializaron. Actualmente, la posible expulsión de la OTAN también se percibe como mera retórica sin consecuencias reales.





