
La mañana del 8 de agosto de 2024 en Barcelona fue agitada. Carles Puigdemont apareció en pleno centro de la ciudad, en una estrecha calle junto al Arco de Triunfo, pocos minutos antes de las nueve. Lo acompañaba Jordi Turull, y ya se habían congregado simpatizantes y activistas del partido. En el escenario especialmente preparado, el líder del movimiento independentista debía pronunciar un discurso.
Aunque la policía de Cataluña (Mossos d’Esquadra) conocía su paradero, no procedieron a detener a Puigdemont. Más tarde, en el tribunal, representantes de la policía explicaron que una intervención podría haber provocado caos entre los presentes. En ese momento, la atención de las fuerzas de seguridad estaba centrada en garantizar la seguridad y mantener el orden durante una importante sesión parlamentaria en la que se decidía el futuro del nuevo presidente del gobierno catalán.
El plan para detenerlo fracasó. Tras el discurso, Puigdemont desapareció en apenas ocho minutos. Primero se refugió en una carpa cubierta con lonas negras, luego, aprovechando una maniobra de distracción, cruzó la multitud, subió a un automóvil y se marchó. Más tarde se supo que el agente encargado de seguir sus movimientos confundió la marca del coche, lo que complicó aún más la situación. La investigación interna reveló que la fuga estuvo minuciosamente coordinada y que las acciones de sus simpatizantes ayudaron al ex presidente a escapar.
La dirección de los Mossos d’Esquadra admitió que no esperaba el regreso de Puigdemont a Cataluña precisamente ese día. En el tribunal, el exjefe de la policía, Eduard Sallent, confirmó que no se había coordinado ninguna medida de interceptación ni con la policía nacional ni con los agentes fronterizos. Se preveía que, en caso de producirse una posibilidad de detención, esta solo se llevaría a cabo en un momento más oportuno, cuando no existiera riesgo de disturbios masivos.
Actualmente, tres agentes de policía están sospechados de haber colaborado en la huida de Puigdemont. La investigación sigue en curso y los procedimientos disciplinarios internos en su contra aún no se han cerrado. En el caso figuran los nombres de Xavier Manso, Javier Rodrigo Niñerola y David Goicoechea. La jueza ha prorrogado la investigación por otros seis meses, mientras la opinión pública sigue de cerca el desarrollo de los acontecimientos, ya que aún queda sin resolver la cuestión sobre las actuaciones policiales de aquel día.





