
Mudarse de una gran ciudad a un diminuto pueblo es una decisión poco común. Sin embargo, una joven pareja de Barcelona se atrevió a dejar atrás el bullicio urbano para vivir entre montañas y naturaleza, eligiendo un lugar con apenas diez habitantes. Su experiencia ha sorprendido a miles de usuarios en las redes sociales, pues no solo renunciaron a las comodidades habituales, sino que también optaron por vivir sin coche propio.
En su nueva realidad, no hay tiendas, farmacias ni salones de belleza como los de siempre. Todo lo necesario debe planificarse con antelación: los vendedores llegan una vez por semana en furgoneta con comida y pan fresco. Si se olvida comprar algo, hay que esperar hasta la próxima visita. La atención médica también es limitada: el médico solo viene al pueblo según un horario, y en caso de emergencia, toca confiar en la suerte o la ayuda de los vecinos.
A pesar de las evidentes incomodidades, la pareja destaca que aquí la vida está llena de tranquilidad y se siente una auténtica libertad. En vez de atascos y ruido, disfrutan de aire puro y la posibilidad de salir a pasear o recorrer la zona en bicicleta. Para resolver las tareas diarias, hay que ser ingenioso: para comprar o ir a correos, caminan o pedalean hasta el pueblo más cercano, que está a unos cinco kilómetros.
La falta de coche impone también ciertas limitaciones en la vida social. Si en el pueblo vecino hay una fiesta o un evento importante, llegar allí sin vehículo es prácticamente imposible, a menos que alguien del lugar se ofrezca a llevarte. Sin embargo, los habitantes señalan que precisamente estas dificultades unen a las personas, creando un ambiente especial de apoyo y solidaridad.
El experimento de la pareja ha generado un intenso debate en internet. Muchos se preguntan si es posible, en las condiciones actuales, renunciar a las comodidades habituales para vivir en armonía con la naturaleza y a un ritmo más pausado. Su historia demuestra que incluso en los rincones más despoblados de España es posible encontrar un hogar, si se está dispuesto a cambiar y a disfrutar de las cosas sencillas.






