
En el diminuto pueblo de Lagunaseca, perdido entre las colinas de la provincia de Cuenca, se guarda en el sótano del ayuntamiento una singular colección de obras de arte. La ha reunido y restaurado Mariano Vélez, un sacerdote jubilado que ahora sueña con regalar a su aldea un nuevo centro cultural. A lo largo de los años, entre su trabajo y su afición, ha reunido más de un centenar de pinturas, esculturas y objetos litúrgicos, muchos de los cuales fueron rescatados literalmente de la calle o comprados en mercadillos de Madrid.
Vélez se interesó por la restauración cuando era joven, mientras ejercía en una parroquia de los alrededores de Madrid. Se inspiró en los trabajos de recuperación de frescos antiguos y decidió formarse en el taller del arzobispado. Desde entonces, su vida se dividió entre el sacerdocio y el arte. En su colección pueden encontrarse tanto escenas religiosas como obras profanas, además de muebles antiguos e incluso objetos que sus amigos encontraron junto a los contenedores de basura.
Un lugar especial en la colección lo ocupan los grandes lienzos, algunos de los cuales, según Vélez, podrían estar expuestos en cualquier museo. Entre ellos hay obras supuestamente relacionadas con maestros italianos, así como pinturas que recuerdan al estilo de Caravaggio. Sin embargo, para el coleccionista lo más importante no es la autoría, sino la historia y las emociones que transmite cada pieza. Ha confesado en varias ocasiones que no busca nombres famosos, sino aquello que le conmueve de verdad.
El sueño de un museo y los retos de un pueblo pequeño
Hoy, todas estas obras están cuidadosamente almacenadas en una pequeña sala bajo el edificio del ayuntamiento. Veles está convencido de que el museo podría convertirse en el nuevo símbolo de Lagunaseca, atraer viajeros y dar vida a un pueblo que languidece. La localidad ya cuenta con atractivos naturales, como los famosos torcas — enormes hundimientos de tierra — y una antigua iglesia con techo tallado. Pero, según el jubilado, es el arte lo que puede unir el pasado y el futuro de este lugar.
Para llevar a cabo su idea, Veles ya ha conseguido el apoyo de las autoridades locales e incluso ha preparado un proyecto para el futuro museo. El arquitecto calculó que las obras necesarias costarían unos 200.000 euros, una cantidad inasumible para el municipio, donde en invierno apenas quedan veinte habitantes. A pesar del entusiasmo, las arcas municipales no permiten realizar un plan tan ambicioso sin ayuda externa. Ahora, el exsacerdote confía en el respaldo de las autoridades regionales o de mecenas privados que puedan invertir en el desarrollo cultural de la provincia.
Una colección que podría cambiar el destino de Lagunaseca
Por ahora, la colección única sigue esperando su momento en el sótano. Veles no pierde la esperanza de que algún día su sueño se haga realidad y que las obras a las que ha dedicado tanto esfuerzo y tiempo estén al alcance de todos. Está convencido de que incluso una pequeña exposición puede atraer la atención hacia este rincón olvidado de Cuenca y darle una nueva vida. Para Mariano Veles, no se trata solo de una cuestión de legado personal, sino también de una oportunidad para preservar la memoria cultural para las futuras generaciones.






