En Madrid, la escena política volvió a captar la atención: los dos principales partidos de derecha, PP y Vox, se negaron a respaldar al Gobierno tras las declaraciones de Donald Trump sobre la posible imposición de nuevas restricciones comerciales contra España. La crítica surgió a raíz de acusaciones de que el país no cumple con sus compromisos de financiación en defensa, concretamente por no destinar el 5% del PIB a ese fin.
Durante una nueva sesión del Congreso, en la que se debatió el control de la acción gubernamental, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, lanzó una dura crítica a los socialistas. Subrayó que la política actual no sólo no refuerza la posición internacional de España, sino que también pone en riesgo los intereses económicos del país. Vox respaldó este argumento, aumentando la presión sobre el gabinete.
Paralelamente, se percibía tensión en el hemiciclo debido a la ausencia de varios diputados de partidos de izquierda. Representantes de Sumar, Bildu y BNG decidieron mostrar su solidaridad con los habitantes de Gaza, abandonando el pleno en distintos momentos de la sesión. Esta acción coincidió con el debate sobre las medidas de apoyo al sector pesquero gallego, promovidas por los nacionalistas de Galicia.
Ese mismo día, en el Congreso, intervino la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, quien presentó nuevas iniciativas para el desarrollo del mercado inmobiliario. Sin embargo, la atención de la mayoría de los diputados y de la prensa estuvo centrada en los retos de política exterior y las diferencias internas, que volvieron a aflorar en medio de las amenazas de Estados Unidos.
Como resultado, la sesión parlamentaria se desarrolló en un clima de intensos debates y acusaciones mutuas. La cuestión de cómo responderá España a las posibles sanciones económicas y si el gobierno logrará contar con el apoyo de la oposición sigue sin respuesta. Lo que está claro es que el panorama político del país se polariza cada vez más, y los desafíos externos solo intensifican las contradicciones internas.
