
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha emitido un fallo que marca un hito para el sistema judicial español. Los jueces de Estrasburgo no encontraron violaciones por parte de las autoridades españolas cuando estas limitaron la participación en la vida política de tres conocidos políticos catalanes — Jordi Sánchez, Jordi Turull y Oriol Junqueras — durante su encarcelamiento por el caso del procés.
Este caso ha generado gran atención no solo en España, sino en toda Europa. La cuestión principal era si los tribunales españoles tenían derecho a restringir la posibilidad de que estos políticos participaran en las elecciones mientras se encontraban en prisión preventiva, acusados de delitos especialmente graves. El tribunal de Estrasburgo concluyó que estas medidas estaban justificadas y no contradecían los estándares europeos.
Los jueces subrayaron que los acusados estaban siendo investigados por cargos graves y que el Estado tenía derecho a adoptar medidas para impedir la realización de proyectos políticos que pudieran amenazar el orden público y el sistema democrático del país. En concreto, se hacía referencia a los hechos relacionados con el intento de celebrar un referéndum sobre la independencia de Cataluña y las acciones posteriores de los líderes regionales.
Jordi Turull fue arrestado en marzo de 2018, literalmente un día antes de la votación sobre su candidatura para presidir la Generalitat. Como resultado, no pudo estar presente en la segunda vuelta electoral, y unos meses después, el cargo fue ocupado por Quim Torra. La situación de Junqueras y Sànchez se desarrolló de manera similar: ambos se vieron impedidos de hacer campaña electoral en diciembre de 2017, lo que generó un intenso debate en la sociedad y entre organizaciones de derechos humanos.
Sin embargo, el TEDH subrayó que el Estado tiene derecho a limitar la participación en las elecciones de personas procesadas por delitos graves, si esto es necesario para proteger las instituciones democráticas. El tribunal no apreció arbitrariedad ni violaciones legales en las decisiones de los tribunales españoles, ni encontró motivos para considerar que los derechos de los políticos fueron restringidos sin causas justificadas.
Esta resolución supone un mensaje para todos los países europeos: la defensa de la democracia y el orden público puede exigir medidas contundentes cuando se intenta socavar los cimientos del Estado. Para España, este veredicto valida la legitimidad de sus actuaciones en una de las crisis políticas más delicadas de los últimos años.






