
En Catalunya, aumenta el número de personas que desconfían de los hechos científicos y los datos oficiales. Según una reciente encuesta, aproximadamente un tercio de los habitantes de la región suscribe al menos una de las teorías conspirativas más populares. Estas creencias no son simples opiniones al azar, sino que están directamente relacionadas con las preferencias políticas y el nivel de confianza en las instituciones clave.
El escepticismo se manifiesta de distintas formas: algunos piensan que la pandemia fue premeditada; otros, que la migración es parte de una conspiración global. Estas ideas son especialmente frecuentes entre quienes apoyan a partidos ultraderechistas. Más de la mitad de los votantes de uno de estos partidos están convencidos de que científicos y expertos manipulan los datos en beneficio de ciertos intereses. Casi la mitad restante considera que esto, al menos en ocasiones, puede ocurrir.
Desconfianza hacia la ciencia y las instituciones
Las dudas sobre la integridad de la comunidad científica y las universidades son cada vez más visibles. Muchos habitantes de Catalunya creen que la información sobre el clima o la salud puede estar sesgada. Entre los jóvenes es especialmente común la idea de que la verdad es relativa y que cada uno puede interpretar los hechos a su manera. Esto también se refleja en la actitud hacia las organizaciones internacionales: la confianza en ellas es extremadamente baja, en especial entre los partidarios de movimientos radicales.
Paralelamente, crece la idea de que distorsionar o simplificar la realidad es válido para lograr objetivos. Cerca de la mitad de los encuestados que apoyan ciertos partidos consideran que las emociones y las creencias personales son más importantes que los hechos objetivos. Incluso entre los simpatizantes de fuerzas políticas tradicionales, aproximadamente un tercio admite que a veces es conveniente exagerar o simplificar la situación para transmitir un mensaje importante.
Populismo e impacto de las redes sociales
La influencia de las ideas populistas en la región va en aumento. Muchos residentes de Cataluña sienten nostalgia por el pasado y creen que antes se vivía mejor. Esto se nota especialmente entre los jóvenes, que cada vez más se informan a través de las redes sociales. Es en estas plataformas donde se difunden bulos y rumores, y donde los partidos radicales aprovechan para impulsar sus mensajes.
Resulta llamativo que una parte significativa de los jóvenes preferiría vivir en un país con normas estrictas si eso les garantiza una buena calidad de vida. Para ellos, la democracia no siempre es prioritaria si existe estabilidad garantizada. Es una señal preocupante para la sociedad, ya que estas actitudes podrían fomentar tendencias autoritarias.
Percepciones sobre migración e igualdad
Las cuestiones de migración e igualdad también generan polémica. Más de la mitad de los encuestados cree que los inmigrantes reciben más ayuda del Estado que los residentes locales. Sin embargo, la mayoría reconoce que la llegada de migrantes beneficia a la economía regional. En cuanto a la igualdad de género, la opinión está dividida: algunos consideran que las iniciativas feministas actuales han ido demasiado lejos, pero la mayoría las ve como una forma de abordar problemas reales.
En general, los resultados de la encuesta muestran que la desconfianza hacia la ciencia, el auge del populismo y la influencia de las redes sociales están configurando nuevos estados de ánimo en la sociedad catalana. Esto se refleja no solo en la política, sino también en la educación, la sanidad y el futuro de la región.






