
El programa nocturno «El hormiguero» en Antena 3 volvió a apartarse de su habitual formato de entretenimiento para adentrarse en las complejidades de la política de alto nivel. En esta ocasión, el invitado de Pablo Motos fue uno de los periodistas más reconocidos del país, el presentador de los informativos de la noche, Vicente Vallés. Abandonó su estudio un poco antes de lo habitual para sumarse a la conversación con el presentador y sus famosas hormigas de peluche, Trancas y Barrancas.
El tema central de la conversación fueron las costumbres políticas de la Europa actual. Vallés observó que cada vez más gobiernos europeos adoptan los llamados modelos «trumpistas» de comportamiento. Según él, esta actitud consiste en un temor constante a mostrar debilidad. Cualquier reconocimiento de un error, ya sea la dimisión de un funcionario o un cambio de rumbo, se percibe como una derrota. Por eso quienes ostentan el poder niegan hasta el final lo evidente y tratan de aparentar que todo va bien. El periodista subrayó que esta tendencia no es exclusiva de ningún partido y abarca todo el espectro político, como demuestran los recientes escándalos que han afectado prácticamente a todas las grandes fuerzas.
Inevitablemente, la conversación abordó también la agenda interna de España. Pablo Motos preguntó directamente al invitado cómo ve el futuro del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en caso de que pierda las próximas elecciones generales. Vallés sugirió que difícilmente la salida de Sánchez como líder de los socialistas sería impulsada por sus propios compañeros de partido. Explicó que el presidente ha construido una estructura de gestión partidaria tan rígida y centralizada que resulta prácticamente imposible destituirlo por decisión interna. Por lo tanto, su futuro político dependerá únicamente de su voluntad personal de seguir en la lucha.
Tras abordar la situación en el Partido Socialista, los interlocutores pasaron a las fuerzas de la oposición. Vallés describió metafóricamente la oposición como “un lugar muy frío”, donde es sumamente difícil encontrar la estrategia adecuada para recuperar el poder. Señaló que los líderes de la oposición enfrentan un reto complicado: no solo deben enfrentarse al Gobierno, sino que también tienen que tener en cuenta la opinión de poderosos colegas de partido que encabezan las comunidades autónomas y detentan poder real en el territorio. Esto genera tensión adicional y complica la elaboración de una línea unificada.
Dada la alta audiencia del informativo de Valles, el presentador de «El hormiguero» no perdió la oportunidad de preguntarle si tenía conocimiento de que sus programas se vieran en la residencia oficial de Moncloa. El periodista respondió con evasivas, suponiendo que probablemente allí siguen todos los programas informativos. Aprovechó el momento para recordar la misión fundamental de su profesión. Según sus palabras, el periodismo nació para ejercer una mirada crítica sobre el poder y llevar a cabo un control social. Este control en una sociedad democrática se dirige a todos, pero en primer lugar a quienes concentran los resortes del poder.
Al finalizar la conversación, Motos abordó el delicado tema de las etiquetas, preguntando si afectaban al invitado. El presentador mencionó el término «fachosfera», introducido por el propio presidente del gobierno para referirse a los medios críticos con él, y bromeó incluyendo tanto a Valles como a sí mismo en ese “club”. Valles reaccionó con filosofía, señalando que, hoy en día, las etiquetas son inevitables. Dijo que no conoce a ningún periodista a quien no hayan intentado atribuirle alguna posición política, por lo que se considera simplemente uno más en la larga lista de quienes sufren este tipo de ataques.






